Los papas de Vel¨¢zquez y Bacon, frente a frente en la National Gallery
Seg¨²n el autor de los estudios sobre el cuadro, nunca vio el original
En la sala 30 de la National Gallery de Londres se miran frente a frente el majestuoso Inocencio X que pint¨® Vel¨¢zquez (1599-1660) en 1649 y cuatro estudios de los innumerables que realiz¨® Francis Bacon (1909-1992) a lo largo de una veintena de a?os, inspir¨¢ndose en ese m¨¢gico modelo. "Bacon mantuvo hasta el final que no hab¨ªa visto el original de Vel¨¢zquez, as¨ª es que hemos preferido colocar los cuadros separados", coment¨® ayer la organizadora de la exposici¨®n, que estar¨¢ abierta hasta el 19 de mayo.
Durante dos semanas, el museo londinense exhibir¨¢ las cinco obras juntas pero no revueltas. De un muro cuelga la obra maestra de Vel¨¢zquez; del otro, las cuatro inquietantes variaciones.Dicen que el rojo insuperable del traje papal que pint¨® Diego Vel¨¢zquez en Roma a mediados del siglo XVII cautiv¨® a Francis Bacon, una de las m¨¢ximas glorias de la pintura del siglo XX. Eso y la perturbadora mezcla de majestad y poder, de un lado, y la aterrada fragilidad humana que emana del rostro de Giovanni Battista Pamphilj, Inocencio X, cuyo papado se extendi¨® entre 1644 y 1655.
Sin embargo, Bacon nunca pretendi¨® imitarlo, ni siquiera quiso ver nunca el original. En 1962, el pintor declar¨® haber comprado "un libro tras otro con reproducciones del Papa de Vel¨¢zquez", una obra que le ten¨ªa hechizado y a la que no se atrev¨ªa a acercarse en persona. Colin Wiggins, especialista en Bacon, no acaba de cre¨¦rselo. "En 1949 Bacon pas¨® dos meses en Roma, no creo que pudiera resistir la tentaci¨®n de ir a verlo. Pero ¨¦l, que era su mejor agente de publicidad, y cultivaba como todos los grandes artistas del siglo XX una especie de mitolog¨ªa sobre s¨ª mismo, consider¨® que era mejor mantener el misterio".
Desde 1949
Los cuatro estudios proceden de colecciones brit¨¢nicas, dos en manos p¨²blicas y otros dos en manos privadas. El m¨¢s antiguo, Head-VI, lo pint¨® Bacon en 1949 y, en ¨¦l, el rostro del Pont¨ªfice est¨¢ espantosamente deformado por la mueca de la boca. Otro tanto le ocurre al estudio pintado en 1965, acaso el m¨¢s parecido al original de Vel¨¢zquez y el m¨¢s distorsionado al mismo tiempo.Bacon, obsesionado por la expresividad atroz del grito, guardaba un manual de enfermedades de la boca a todo color que le serv¨ªa de modelo para pintar algunos de sus m¨¢s sobrecogedores rostros retorcidos. En 1951 pint¨® Pope I, una especie de s¨ªntesis entre la figura del papa P¨ªo XII, vestido de p¨²rpura y transportado en andas, con la del propio Inocencio X. El cuarto estudio es de 1961.
Nacido en el seno de una familia cat¨®lica irlandesa, Bacon no pod¨ªa sentirse ajeno a los rituales y la pompa de la Iglesia de Roma. De hecho, la obra que le descubri¨® como uno de los grandes artistas del siglo, Tres estudios de figuras al pie de la Crucifixi¨®n, pintado tras la Segunda Guerra Mundial, lleva este mismo sello religioso.
Situado frente a las versiones de Bacon, el Papa de Vel¨¢zquez brilla como una joya suprema, cumpliendo los peores auspicios del propio Bacon, que en m¨¢s de una ocasi¨®n confes¨® su miedo a ver comparados sus "torpes intentos" con el lienzo original. Wiggins no lo ve de la misma manera. "Los estudios de Bacon nos han servido, entre otras cosas, para arrojar nueva luz sobre la obra de Vel¨¢zquez y hacerla m¨¢s admirable".
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