Esperanza de ministra
La edil madrile?a fue la estrella de la recepci¨®n en el palacio de Maudes
Esperanza Aguirre no habr¨¢ recibido tantos besos ni el d¨ªa de su boda. Vest¨ªa sus 44 a?os con un traje de chaqueta rojo que, a juego con sus cabellos rubios, bien pod¨ªa sintetizar los colores de la bandera de Espa?a y de la senyera catalana, faltar¨ªa m¨¢s.-?Nota algo especial este a?o en la recepci¨®n del Dos de Mayo en el palacio de Maudes?
-?Que me sube por aqu¨ª un aire de ministrable..., ja ja!
Esperanza Aguirre siempre se ha mostrado inocentemente imp¨²dica con sus aspiraciones pol¨ªticas. Ya hace seis a?os dec¨ªa en EL PA?S: "Yo quiero ser ministra". ?De qu¨¦?, le pregunt¨® Juan Antonio Carbajo. Y respondi¨®: "De Defensa".
El pasado a?o pugn¨® sin miramientos por ser la n¨²mero dos en la corporaci¨®n. Y no disimul¨® su gozo cuando ejerci¨® como alcaldesa en funciones, aunque su cargo resultara tan breve como la fugaz ausencia de Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano en un pleno (alcaldes hubo siete siglos, y alcaldesa siete minutos).
Ayer ocurri¨® igual. ?lvarez del Manzano tambi¨¦n compareci¨® fugaz (ten¨ªa un partido de tenis, se excus¨®) y Esperanza Aguirre aparec¨ªa feliz rodeada de los periodistas parlamentarios, explic¨¢ndoles que a¨²n no hay nada seguro pero dej¨¢ndose querer por cuantos se acercaban a ella.
-Tengo una duda: ?la han besado a usted el doble que el a?o pasado... o el triple?
-Ya ve..., otros a?os me ninguneaban.
Y en eso se acercan dos mujeres a besarla y darle la enhorabuena.
Juan Antonio G¨®mez Angulo, concejal de Cultura, no acepta apuestas: "Va a ser ministra, seguro. No me apuesto nada, porque para apostarse algo hay que tener una cierta duda".
Aunque a veces se hablara en broma, el qu¨¦ hay de lo tuyo circulaba de lengua en lengua por toda la fiesta, s¨®lo interrumpido por alg¨²n canap¨¦. El concejal Luis Molina, por ejemplo, aportaba cual m¨¦rito indiscutible su experiencia laboral: "Yo fui empleado de Banca Catalana". "Entonces lo tienes chupao", le secund¨® un compa?ero. Y el espinariego Pedro N¨²?ez Morgades, gobernador de Huelva con UCD, se postulaba claramente como director de la Guardia Civil. "Hasta soy guardia civil de honor", arg¨¹¨ªa.
Molina, por cierto, intentaba preparar el camino a Esperanza Aguirre, no vayan a recordarle a la ministra de Medio Ambiente que ella respald¨® la incineradora de Valdeming¨®mez. Y soltaba el concejal de Limpieza: "?En Valdeming¨®mez ya no huele! Voy a echar ozono pino".
Por lo dem¨¢s, circulaba cierto morbo entre los presentes por descubrir las diferencias de este primer convite patrocinado por Alberto Ruiz-Gallard¨®n. Ah¨ª van algunas: el presidente regional recibi¨® en la puerta, uno por uno, a sus 1.500 invitados ("gracias por venir", repet¨ªa); la esposa y el hijo mayor de Ruiz-Gallard¨®n saludaban tambi¨¦n (Alberto, el muchacho, tieso como el palo de una bandera); los del PSOE se situaron en el patio de Maudes a la izquierda de la entrada (all¨ª ten¨ªan su corrillo respectivo Joaqu¨ªn Leguina, con muchos contertulios alrededor, Joaqu¨ªn Almunia, Eduardo Mangada, Jaime Lisavetzky... falt¨® Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, que asist¨ªa a su ¨²ltimo Consejo de Ministros, al menos de esta tacada); mientras, los del PP copaban el centro y la derecha.
Apenas lleg¨® nadie del mundo de la cultura, pero tampoco antes abundaban. Se anot¨® la ausencia, no obstante, de Jos¨¦ Menese, Sancho Gracia, ?lvaro de Luna, Jos¨¦ Luis Coll y Charo L¨®pez. Entre la far¨¢ndula s¨®lo cab¨ªa apuntar ayer a Mirta Miller. La medallista ol¨ªmpica y presentadora Coral Bistuer no se hizo esperar, pero esta vez acudi¨® te?ida de morena. Ruiz-Gallard¨®n abraz¨® de palabra a los representantes sindicales. Y Esperanza Aguirre les bes¨®. "Es su cara buena", comentaron esc¨¦pticos, como si no la hubieran besado en las dos mejillas.
Ella, la estrella, fue de las ¨²ltimas personas en irse. No parec¨ªa tener prisa para nada. No vayan a creerse que, en la espera, Esperanza desespera. Que si ella desespera, ser¨¢ en todo caso al enemigo.
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