La grandeza musical y humana
Era comprensible, y hasta natural, la cara de susto con que salieron al escenario de la Sala de C¨¢mara del auditorio varios de los chicos y chicas de la Orquesta de J¨®venes de la Escuela Reina Sof¨ªa.A la experiencia inolvidable de trabajar durante varias agotadoras sesiones con un maestro de primera l¨ªnea como Zubin Mehta se un¨ªa el enfrentarse a una sala con la mayor concentraci¨®n de personalidades imaginable, desde la Reina, las hermanas del Rey, la hermana de la Reina, la ministra de Cultura, o el alcalde de Madrid, hasta ex ministros como Serra y Saavedra y un largo etc¨¦tera de directores de fundaciones, de cadenas de televisi¨®n, de bancos y empresas.
Era comprensible -de hecho, el p¨²blico estaba solidariamente en la piel de los instrumentistas, nervioso como ellos- y hasta previsible. La interpretaci¨®n de tres conciertos de Vivaldi fue agarrotada en muchos pasajes. Melita ajust¨® con precisi¨®n los ritmos, y dio br¨ªo y expresividad a su lectura, pero no pudo evitar algunas imprecisiones. Fueron versiones notables, qu¨¦ duda cabe, pero mejorables.
Zubin Mehta
Orquesta de C¨¢mara Escuela de M¨²sica Reina Sof¨ªa. Obras de Vivaldi y Mendelssohn. Auditorio Nacional (Sala de C¨¢mara). Madrid, 8 de mayo.
Expresividad
Todo cambi¨® en la segunda parte. Mehta hab¨ªa reiterado continuamente durante los ensayos la importancia de tocar como orquesta, de escucharse unos a otros. Los m¨²sicos estaban ya relajados y demostraron que hab¨ªan aprendido bien la lecci¨®n. La versi¨®n para orquesta de c¨¢mara del Octeto, opus 20, de Mendelsshon, tuvo una lectura primorosa de realizaci¨®n, radiante, emotiva y rebosante de expresividad. Mehta dej¨® correr su fantas¨ªa, subrayando acentos o extrayendo detalles puntillosos y llenos de encanto.La visita de Mehta ha valido la pena: como est¨ªmulo para los j¨®venes, como ejemplo para los aficionados. Mehta ha vuelto a demostrar su grandeza: infatigable en los ensayos, ocultando, sus d¨¦cimas de fiebre, generoso hasta la extenuaci¨®n. Tras Mendelssohn, las ovaciones fueron clamorosas. Una tarta de cumplea?os en los 60 a?os del maestro coron¨® una tarde verdaderamente inolvidable.
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