De se?ores y vasallos

Los espa?oles, siempre quejosos de nuestras autoridades, llevamos siglos repitiendo con el M¨ªo Cid: "?Dios, qu¨¦ buen vasallo, si oviesse buen se?ore!". Ahora que, sin apenas darnos cuenta, hemos elegido un presidente del Gobierno de los que no se dan m¨¢s que de ciento en viento, no paramos de invocar la necesidad de "consenso" con idea de sabotear cualquier reforma seria. Casi me atrever¨ªa a invertir el dicho y desear que los vasallos fu¨¦ramos mejores, para que el se?or pudiese gobernar.Crece el n¨²mero de euroesc¨¦pticos que subrayan las dificultades para que Espa?a acceda a la moneda ¨²nica, no porque crean en. las ventajas de un tipo de cambio flexible para una econom¨ªa tan r¨ªgida como es la espa?ola, sino porque quieren que sean aplazados los dolorosos recortes del gasto p¨²blico que la econom¨ªa espa?ola necesita para converger y prosperar.

Los sindicatos mayoritarios se preparan para evitar toda reforma de la ley laboral que tenga por efecto reducir el privilegio de quienes gozan de un contrato indefinido y 45 d¨ªas de indemnizaci¨®n por a?o trabajado, para beneficiar a todos los que encontrar¨ªan trabajo si el despido fuera menos caro.

Los cotizantes a la Seguridad Social se niegan a aceptar que el presente sistema de pensiones no resiste el envejecimiento de la poblaci¨®n espa?ola, ni el aumento de los beneficios por encima de la inflaci¨®n. Tampoco quieren entender que el gasto sanitario debe recortarse para ser sostenible.

Los empleados de las empresas p¨²blicas luchan para prevenir a toda costa las reducciones de personal que implica su saneamiento. En la compa?¨ªa ferroviaria Renfe echan mano a las espadas ante cualquier menci¨®n de los servicios en distintas empresas vendibles al sector privado, como lo ser¨ªa el AVE o los ferrocarriles de cercan¨ªas. Se invoca el servicio p¨²blico para evitar la privatizaci¨®n de los aeropuertos. La miner¨ªa del carb¨®n no duda en exigir un recargo en la tarifa el¨¦ctrica para sobrevivir.

Por eso, es de agradecer el apoyo de las constructoras al flamante ministro de Fomento para que organice la financiaci¨®n de las obras p¨²blicas con dinero privado. No podemos sino alegrarnos de la franqueza de Carlos Espinosa de los Monteros, presidente del C¨ªrculo de Empresarios, al pedir el recorte de las pensiones p¨²blicas m¨¢s all¨¢ de lo preconizado por el Pacto de Toledo e incluso la suspensi¨®n del suministro gratuito de medicinas a los jubilados. Es admirable el apoyo de, los catalanes a la reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico. ?No basta un recorte de 200.000 millones, hay que ir hasta los dos billones!, clama el diputado de CiU Francesc Homs.

La reducci¨®n pedida por Homs equivaldr¨ªa a un 7% del gasto actual de la administraci¨®n central del Estado. En enero de 1996, Maci¨¤ Alavedra sugiri¨® un recorte del gasto de la Generalitat de Catalu?a de 105.000 millones, equivalente a un 6,4% del gasto catal¨¢n, y aunque el presidente Pujol recort¨® el recorte a un 5,8%, concibo la esperanza de que los catalanes se pongan a la cabeza de la procesi¨®n.