Tres aciertos y una interrogrante
Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, y ¨¦sa es quiz¨¢s su priricipal virtud, es hombre de tes¨®n y tenacidad m¨¢s que de gestos o de esgrima. Sus mejores reacciones son secundarias, reflexivas y meditadas.Cuando improvisa pierde seriedad y no siempre gana simpat¨ªa. Debe temer su espontaneidad y confiar, por el contrario, en llevar siempre los deberes bien hechos. Por ello quiz¨¢s le cost¨® reaccionar a la escueta victoria del d¨ªa 3 de marzo que le dejaba arrinconado y sin casi capacidad de maniobra. En esta misma columna se?alaba entonces que su nada f¨¢cil tarea era la de transformar en virtud pol¨ªtica la necesidad de pacto que le impon¨ªan los electores. Contaba para ello con grandes dificultades, pues si algo caracteriz¨® su aproximaci¨®n a los nacionalismos catal¨¢n o vasco era la incomprensi¨®n. Pues bien, su primer acierto fue dar tiempo al tiempo, y saber aguantar los desplantes a que ha, sido sometido por CiU. Si es hombre secundario -como parece ser-, no ser¨¢ f¨¢cil que olvide el calvario de desatenciones sufridas estos dos meses de interinidad, soportados con estoicismo. Cierto que le iba en ello su futuro pol¨ªtico: s¨®lo alcanzar el poder aseguraba que el recelo de jubilados o desempleados desaparecer¨ªa, al igual que la inquina de los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos. Llegar al poder es siempre la mejor garant¨ªa de continuar en ¨¦l.
El segundo acierto es el pacto mismo. Pues m¨¢s all¨¢ de declaraciones ret¨®ricas, all¨ª donde hay contenido, ¨¦ste dista de ser exagerado, y ni la cesi¨®n del 30% del IRPF, de las costas o los puertos, ni la eliminaci¨®n de los gobernadores civiles, ni el traspaso del tr¨¢fico a polic¨ªas auton¨®mas son temas que afectan sustancialmente al Estado de las autonom¨ªas o a la solidaridad interregional. Tan poco el; lo conseguido por CiU que cabe sospechar, bien que su victoria es simb¨®lica, bien que hay pactos desconocidos. Si los hay, el tiempo dir¨¢ si se cumplen, pues los pactos secretos son poco m¨¢s -son algo menos- que acuerdos de caballeros. De modo que, al final, CiU se ha llevado m¨¢s el fuero que el huevo y ha pagado con la investidura el reconocimiento de su legitimidad pol¨ªtica.
No es poco, desde luego, y ¨¦ste es el tercer acierto. Pues la tenacidad suele ir acompa?ada de testarudez. Por el contrario, el pragmatismo demostrado por el PP al alcanzar un acuerdo con catalanes, vascos y canarios, engullendo sin pesta?ear todas sus declaraciones previas es, ciertamente, hacer virtuosismo de la necesidad. No s¨®lo porque va m¨¢s all¨¢ de lo necesario, sino porque transforma un mero acuerdo de investidura en un suceso de consecuencias hist¨®ricas: por vez primera en la historia reciente la derecha espa?ola se reconcilia con las derechas nacionalistas. Ello abre todo un abanico de muy relevantes posibilidades futuras, pues si la legislatura se desarrollara a gusto de unos y otros el pacto electoral a la CEDA no es descartable, y con ello el centro-derecha ser¨ªa casi imbatible en las urnas.
Tras tanto acierto, la formaci¨®n del Gabinete deja, sin embargo, serias interrogantes abiertas, pues, m¨¢s all¨¢ de la personalidad de los nombrados y de la agradable sorpresa del "consensuado" Ministerio de Defensa, la precipitada vor¨¢gine de supresi¨®n de altos cargos y redise?o de competencias impide calibrar a¨²n el peso pol¨ªtico respectivo de unos y otros. En todo caso, el margen de maniobra del PP es escaso en temas econ¨®micos o de pol¨ªtica exterior, ¨¢mbitos" donde las cartas est¨¢n echadas y se discute el c¨®mo y no el qu¨¦. Por el contrario, en pol¨ªtica interior, libertades p¨²blicas y justicia, o en educaci¨®n y cultura su margen de maniobra es muy superior. A los pol¨ªticos hay que juzgarles por sus hechos y no por sus palabras, de modo que deberemos esperar a que act¨²en. Ello, unido al renacer del ruido de togas y al realineamiento de los medios de comunicaci¨®n, hace prever un escenario pol¨ªtico no tan sosegado. Las vacaciones abiertas por las urnas el d¨ªa 3 se han acabado. Ya hay jefes y el hormiguero se apresta a devorarlos.
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