Er¨®tica
A orillas del Mediterr¨¢neo a veces la muerte suele adoptar la figura de una mujer flaca en top less, con los pechos muy ca¨ªdos que navega en una tabla de surf. El ala delta es su guada?a. En ocasiones la he visto cortando con ella el mar bajo el resplandor del mediod¨ªa, mientras una infinidad de viejos desnudos al sol se extiende en la parrilla de la playa como un paso previo al crematorio. Sobre la tabla de surf la dama va y viene por la l¨ªnea de la bah¨ªa y el viento extrae puntos luminosos de espuma y tambi¨¦n astillas de los huesos de sus caderas. E imprime un rictus de violencia a su rostro. Es el viaje de T¨¢natos. La contemplo ahora desde la terraza del bar pensando en otro mar lejano que es la ciudad, donde en cada estaci¨®n de metro o parada de autob¨²s hay un panel luminoso de Maribel Verd¨² en traje de ba?o. Millones de oficinistas, empleados y obreros la descubren ¨ªntima y preparada para subir con ellos al convoy a las ocho de la ma?ana. Es el viaje de Eros. Con ella embarcan millones de ciudadanos llev¨¢ndola en el fondo de su cerebro hasta el trabajo. No es s¨®lo la chica de la valla. La carne de Maribel Verd¨² no soporta la profunda levedad del biquini o los encajes entreabiertos para excitar el comercio de la lencer¨ªa fina. Expuesta en los paneles del metro o del autob¨²s esta artista es la s¨ªntesis er¨®tica de la traves¨ªa urbana y al mismo tiempo la paradoja de los bienes terrenales: cuanto m¨¢s cercana la sientes, resulta m¨¢s inalcanzable. Al terminar la jornada millones de ciudadanos la encuentran de nuevo en cada estaci¨®n dispuesta a regresar con ellos a casa para adentrarse en el espacio de los sue?os. Frente a la bah¨ªa veo pasar de nuevo a la vieja dama en top less sobre la tabla de surf ci?endo al viento su guada?a. En este momento zarpa un barco para Ibiza. Bajo su pintura nueva a¨²n se adivinan los caracteres griegos de su viejo nombre, Myrthos, Pireus. Este barco hac¨ªa la traves¨ªa a Itaca. Ahora lo abordan unos j¨®venes con mochilas pasando junto al panel donde tambi¨¦n espera para embarcar la chica de la valla.
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