No tienen perd¨®n

No tienen perd¨®n. Un festejo de abono, una ganader¨ªa de lujo, de ¨¦sas con las que sue?an los aspirantes a la gloria, y tres so?adores experimentados protagonizan un fracaso en toda regla.No tienen perd¨®n. Canales Rivera, Rafaelillo y Pacheco, tres j¨®venes bullidores y valientes, necesitados de triunfos, no tienen m¨¢s que un peque?o problema: que no saben torear.

S¨®lo as¨ª se explica que ninguno diera, siquiera, una vuelta al ruedo con unos novillos apropiados, en l¨ªneas generales, para el toreo. Dos se dej¨® ir el algecire?o Pacheco, y uno cada uno sus compa?eros de cartel. Y los tres toreros fracasaron con la muleta entre las manos. Es dif¨ªcil torear con m¨¢s superficialidad, menos mando y nulo sentido de la est¨¦tica que estos novilleros.

Canales Rivera maneja con seguridad y soltura el capote. As¨ª lo demostr¨® en lentas ver¨®nicas a su primero y en tres largas cambiadas con las que recibi¨® al cuarto. Expeditivo y valiente se mostr¨® tambi¨¦n a la hora de matar a sus dos oponentes; pero toma la muleta y se transforma en un pegapases inseguro y descompuesto.

Rafaelillo no es el novillero hambriento de triunfos que pis¨® el a?o pasado la Maestranza. En esta ocasi¨®n ha pasado sin pena ni gloria. El capote lo utiliz¨® poco y casi nunca para el lucimiento. Porfi¨® valent¨®n con la muleta, pero no consigui¨® dome?ar al inc¨®modo segundo, ni fue capaz de redondear faena con el m¨¢s aceptable quinto, en el que s¨®lo destac¨® en alg¨²n natural aislado.

Carlos Pacheco es valiente, pero no sabe m¨¢s all¨¢ de los pases del desprecio y de los de pecho. Recibi¨® al sexto con cuatro faroles de rodillas, con una gallard¨ªa encomiable, pero se hundi¨® en el tercio final ante un novillo repetidor y encastado. Mat¨®, adem¨¢s, muy mal al tercero de la tarde, con el que tampoco se acopl¨®, y se fue de vac¨ªo.