Candidato Bor¨ªs

BOR¨ªS YELTSIN ha recuperado la iniciativa en la carrera a las elecciones presidenciales rusas del 16 de junio, situ¨¢ndose, seg¨²n los sondeos, como el ¨²nico candidato capaz de hacer frente al contendiente comunista, Guennadi Ziug¨¢nov. La opci¨®n de una tercera fuerza se ha desinflado. Puede sorprender, desde los h¨¢bitos democr¨¢ticos occidentales, que el presidente candidato, m¨¢s que sobre programas de futuro, est¨¦ haciendo su campa?a con decisiones y decretos, eso s¨ª, cargados de populismo. Pero, gracias a ello y a trasiegos en el Kremlin, Yeltsin se est¨¢ revelando, una vez m¨¢s, como un pol¨ªtico con cintura, pese a que en el exterior no entusiasme su demagogia autoritaria.Por decreto, estos d¨ªas ha abolido para el a?o 2000 el servicio militar obligatorio. Puede ser una treta preelectoral, pero tambi¨¦n puede indicar un cambio hacia otro tipo de ej¨¦rcito menos sovi¨¦tico, por el que aboga incluso otro de los rivales de Yeltsin, el general Alexander Lebed. El presidente candidato ha garantizado asimismo que los reclutas forzosos no acudir¨¢n en contra de su voluntad a "zonas de conflicto", es decir, a Chechenia, desmontando as¨ª una de las principales l¨ªneas de cr¨ªtica de sus rivales. Chechenia sigue siendo el cruento problema que Yeltsin querr¨ªa ver resuelto antes del 16 de junio. El Kremlin, adem¨¢s, ha anunciado la progresiva supresi¨®n de la pena de muerte, pese a que el propio Yeltsin mandara el a?o pasado reforzar las ejecuciones en su campa?a de lucha contra la criminalidad. Tambi¨¦n ha prometido compensaciones a los ancianos que perdieron su dinero en estafas de inversiones. Y ha tomado medidas hacia una mayor convertibilidad del rublo y para tranquilizar a los inversores extranjeros ante las incertidumbres que se abren con el proceso electoral.

Con todo esto, Yeltsin intenta ocupar el m¨¢ximo terreno posible entre la juventud, entre los reformistas y liberales, y, desde hace tiempo, entre los nacionalistas, pues, adem¨¢s de pisarle este terreno a Ziug¨¢nov, sabe que puede necesitar en la segunda vuelta los votos del ultra Zhirincivski. Yeltsin est¨¢ logrando atraerse a algunos reformistas democr¨¢ticos como Gaidar, as¨ª como a intelectuales de prestigio como el escritor V¨ªctor Ast¨¢fiev. No ha conseguido, sin embargo, hacer desistir de la carrera presidencial a otros como Yavlinski o Lebed, los cuales han fracasado en su intento de constituir una tercera fuerza. Con ellos, Yeltsin habr¨ªa explorado la posibilidad de, si desist¨ªan, formar un Gobierno de concentraci¨®n nacional antes de las elecciones, o, m¨¢s posiblemente, entre las dos vueltas, o incluso en lugar de ellas. Pero poco avanzar¨ªa la democracia en Rusia si, por miedo a una victoria comunista, se suspendieran las elecciones.

Todo parece indicar, sin embargo. y a pesar de la opini¨®n del jefe de su seguridad, Alexander Korzakov, que las elecciones se celebrar¨¢n. El indisimulado apoyo dispensado a Yeltsin por Estados Unidos y Europa, as¨ª como desde las otras rep¨²blicas de la ex URSS, se debe a que se le considera el ¨²nico candidato capaz de hacer frente a Ziug¨¢nov. Y Occidente prefiere ver a ¨¦ste como l¨ªder de la oposici¨®n que no como presidente.