Garc¨ªa S¨¢nchez relata en 'La vida f¨®sil' el terror cotidiano
Aunque su editor, Enrique Heriz, de Ediciones B, se mostr¨® encantado de haber publicado La vida f¨®sil, de Javier Garc¨ªa S¨¢nchez, ¨¦ste se confes¨® ayer "un autor de riesgo" para los editores; un autor de riesgo que se fuerza, en cada libro, a echarse un pulso, a ver c¨®mo anda, ¨¦l mismo, de fuerza; as¨ª que, esta vez, se plante¨® escribir una novela sin argumento, o lo que es lo mismo una novela en la que el argumento es la propia vida, ni m¨¢s ni menos.As¨ª que le sali¨® lo que le sali¨®: "Una ins¨®lita y apasionada novela de terror", que eso es La vida f¨®sil, seg¨²n Almudena Grandes, que ella s¨ª que, como presentadora, se ha le¨ªdo el libro, y sabe, por tanto, de qu¨¦ habla. Y lo de ese quiosquero barcelon¨¦s que se bunkeriza en su refugio de peri¨®dicos y revistas de papel couch¨¦, huyendo del terror cotidiano que es su vida (ya se sabe: su casa, su familia, esas hijas; cuando las cosas se tuercen, se tuercen, no hay que dar m¨¢s vueltas), lo del quiosquero, en fin, es terror, real como la vida misma.
"La vida", corrobor¨® Almudena Grandes la impresi¨®n del quiosquero f¨®sil, "es el lobo feroz".
Y es que, explic¨® la autora, no necesita irse lejos en busca del terror, pues est¨¢ en la vida misma, a un palmo de narices de uno mismo, en la vida de este quiosquero, que mastica pipas, desde su atalaya de papel, y enmascara el miedo a base de vino de tetra brick (o sea, pele¨®n). El resultado, resumi¨® ella, es una novela que. "no es ni solemne ni triste, en la que hay mucho humor, hasta carcajadas imprevistas". Y en la que queda siempre el deseo, "esa parcela de libertad, a la que no hay que renunciar".
Javier Garc¨ªa S¨¢nchez se considera ("s¨¦ que lo soy") "un autor de riesgo", un autor con una trayectoria en la que, de vez en cuando, se debe arriesgar, y por eso "yo quer¨ªa escribir una historia sin argumento, pues el perfecto argumento es la propia vida", y de ah¨ª ha sacado el de La vida f¨®sil, teniendo muy en cuenta, eso s¨ª, esa frase subrayada de Pessoa: "Escribo porque nunca aprendo a vivir".
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