?Qui¨¦n tose a Cristina?
La torera, en el umbral de la alternativa, lidia su ¨²ltima novillada en Madrid
Las Ventas. Primera plaza del mundo. Novillada con picadores en una noche de verano. Tres toreros tres: una mujer, Cristina S¨¢nchez, y dos hombres. "Cris, hija, ?d¨®nde te has olvidado los huevos?", grita un ga?¨¢n desde la barrera. El segundo ga?¨¢n, con unas patillas de hacha de la ¨¦poca de Mariana Pineda, entra al trapo desde el 7: "En el lavaplatos...". Y una feliz ama de casa da la puntilla: "La mujer y la sart¨¦n en la cocina est¨¢n bien". El p¨²blico r¨ªe.Diez meses despu¨¦s, ?qui¨¦n tose a Cristina? Nadie. La joven de 24 a?os ha metido su muleta en el hocico de la fiesta y los taurinos -una panda donde mandan los art¨ªculos masculinos... han tragado quina. "He pasado mucho, de verdad", cuenta Cristina. Una biograf¨ªa de la torera Juanita Cruz, su libro de cabecera, rescataba a la novillera madrile?a del pesimismo. "Si a m¨ª me ha tocado sufrir un mont¨®n, imag¨ªnense a Juana. Antes de la guerra, ya lidiaba toros de cuatro a?os [relata con aires orgullosos] Toreaba en Am¨¦rica, y nosotros, aqu¨ª, le neg¨¢bamos el pan y la sal. Ahora, las mujeres pintamos m¨¢s bien poco; pues en aquella ¨¦poca, nada. S¨®lo viv¨ªan para el marido y los ni?os". En el umbral del siglo XXI, la heredera de Juanita o de Maribel Atienzar triunfa en un mundo de machos-machistas. "Mi gran faena empezar¨¢ pronto", amenaza Cristina.
As¨ª es. La moza de Parla, hija del bombero y banderillero Antonio S¨¢nchez -ahora su fiel escudero-, lidia esta tarde su primera corrida en San Isidro. Ha dormido a trancas y barrancas: "La responsabilidad me desvela; le doy tantas vueltas a la cabeza como una noria". Con toda seguridad, Cristina rezar¨¢ un padrenuestro a media tarde -uno s¨®lo, nada m¨¢s; y eso si me acuerdo-,mientras viste la taleguilla en la soledad del hotel: Manolo, el hombre de confianza, esperar¨¢ en la puerta de la habitaci¨®n: "Me apa?o sola; ¨¦l entra al final [risas]". Minutos despu¨¦s, calle Alcal¨¢ abajo: Cristina matar¨¢ hoy los ¨²ltimos novillos de u carrera. Dios mediante, el pr¨®ximo s¨¢bado a las 12 de la ma?ana, en un horario propio de un partido de baloncesto, tomar¨¢ la alternativa en Nimes (Francia) con Curro Romero y Jos¨¦ Mar? Manzanares. "Casi n¨¢, mis toreros preferidos", afirma. Acude a esta cita con cantidad y calidad en el historial: ha lididado m¨¢s de 150 novilladas y, adem¨¢s, ha toreado con fundamento -?ya es mucho en estos tiempos dif¨ªciles!- Su pr¨ªncipe azul, el toro, le espera.
?D¨®nde empez¨® esta relaci¨®n? El padre la paseaba por el campo del Real Madrid, el equipo de sus amores, y por las plazas de toros; y Cristina so?aba. A los diez a?os practicaba gimnasia en la plaza de toros de Parla; y Cristina so?aba. Entre flexi¨®n y flexi¨®n, pillaba un capote, buscaba cobijo detr¨¢s de un coche y citaba al empedrado: "?Toro, toro...". Cada d¨ªa so?aba m¨¢s y m¨¢s. "Pap¨¢ me re?¨ªa. Siempre dec¨ªa: 'Cristina, vete. ?No hagas eso!"
Las chicas so?adoras pasan de las indicaciones paternas. Cuatro a?os despu¨¦s mat¨® la primera becerra: "Sent¨ª una emoci¨®n incre¨ªble mientras el animal rozaba mi cuerpo. Y pens¨¦: 'Ya he encontrado el amor de mi vida". Su chico es el cornudo m¨¢s grande de Espa?a: "Mi novio? El toro". Desde entonces, la bella y el bestia salen juntos.
Vive entregada a ¨¦l. Una frase la ha perseguido durante sus diez a?os de relaci¨®n: "A ver si es capaz de...". Ya ven, lo es; el noviazgo contin¨²a. Cristina S¨¢nchez cumple.
S¨®lo le asustan las zancadillas de los celosos: "Espero que nadie me quite de un cartel por mi condici¨®n de mujer. Padec¨ª mucho al principio; no me gustar¨ªa repetir la historia". Si la aventura amorosa triunfa, celebrar¨¢ la boda en una sala rociera, con la m¨²sica de Los del R¨ªo o Requiebros. Le apasionan las sevillanas.
Esta torera o torero -como le gusta a ella- tiene un par... de narices.
Babelia
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