El porvenir de la reforma educativa

Las movilizaciones del mundo rural contra el modo de aplicaci¨®n de la ESO han colocado de nuevo los problemas de la educaci¨®n en el punto de mira de la atenci¨®n p¨²blica. Igualmente lo han hecho las primeras declaraciones de la ministra del ramo, Esperanza Aguirre, radicalizando las propuestas privatizadoras del programa del PP.Los problemas de implantaci¨®n de la ESO no son exclusivos de las zonas rurales. En la planificaci¨®n del 'territorio MEC', el 40% del alumnado continuar¨¢ en los colegios de primaria (en una regi¨®n urbana como la madrile?a, esa tasa se sit¨²a en el 65%). En su origen, una mala gesti¨®n, derivada, en gran medida, de la insuficiente financiaci¨®n. Desde 1993, en el periodo clave de una reforma que requiere importantes inversiones, el gasto p¨²blico educativo ha permanecido congelado (en torno al 4,2% del PIB). El ¨¦xito escolar de la gran mayor¨ªa de los alumnos que cursar¨¢n esta etapa, objetivo clave de la reforma, s¨®lo se lograr¨¢ si se disponen los recursos materiales y humanos adecuados.

En las zonas rurales la dificultad es obviamente mayor, pero hay soluciones. Cualquiera de ellas es mejor que el aplazamiento de la entrada en vigor de la ESO; al menos desde la ¨®ptica de quienes consideramos prioritario mejorar las oportunidades educativas de la poblaci¨®n rural. Aqu¨¦llas deben ser flexibles, adaptadas a las caracter¨ªsticas de cada comarca: crear m¨¢s institutos y secciones; dotar a algunos colegios rurales del profesorado y los equipamientos necesarios; limitar los desplazamientos a los centros comarcales a uno o dos d¨ªas por semanas; en los casos en que el desplazamiento sea inevitable, asegurar itinerarios de transporte de una duraci¨®n m¨¢xima de 30 minutos y comedores escolares, etc¨¦tera. Y siempre, garantizando la unidad de la etapa, la coordinaci¨®n del profesorado entre s¨ª y con los departamentos de orientaci¨®n.

La pol¨ªtica econ¨®mica y presupuestaria anunciada por el nuevo Gobierno conduce al pesimismo. Si a ello a?adimos la promesa electoral del PP de financiar la ense?anza privada en los niveles no obligatorios, las insinuaciones sobre el cambio del sistema de financiaci¨®n (cheque escolar, desgravaciones ... ) y aquellos aspectos del programa electoral que plantean otra estructura del sistema educativo (separaci¨®n de los itinerarios acad¨¦micos a partir de los 15 a?os), se puede concluir que existe una seria y doble amenaza contra los aspectos m¨¢s progresistas de la reforma y del sistema educativo p¨²blico.

Reforma y calidad de la ense?anza deben marchar asociadas. Pero no hay calidad de la ense?anza sin una financiaci¨®n suficiente. Hay que recordar que en Espa?a el esfuerzo p¨²blico educativo est¨¢ todav¨ªa muy lejos del que dedica el resto de Europa (al menos a punto y medio del PIB). El Congreso de los Diputados tendr¨¢ ocasi¨®n de debatir sobre ello cuando se tramite la iniciativa legislativa popular promovida por CC OO. Desacreditada, en este aspecto, la cortedad de miras del conservadurismo de los 80, hoy hay un gran consenso sobre que la inversi¨®n en educaci¨®n y formaci¨®n profesional, junto con la dedicada a I + D, son claves para el desarrollo de las naciones. Para la creaci¨®n de la riqueza y su distribuci¨®n m¨¢s justa. La leg¨ªtima preocupaci¨®n por la reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico -que no s¨®lo se reduce recortando el gasto y, menos a¨²n, todos los gastos- no puede llevarnos a una suicida cortedad de miras. Con el porvernir de la educaci¨®n nos jugamos nuestro porvenir colectivo..