Las tropas de paz africanas ocupan la tierra de nadie en Monrovia
ENVIADO ESPECIAL, Las tropas africanas de interposici¨®n (la ECOMOG, 8.000 hombres, temibles nigerianos mayor parte) han creado una suerte de l¨ªnea colch¨®n en el centro de Monrovia para frenar las luchas entre las dos grandes facciones en que, de momento, ha quedado partido el campo liberiano. A un lado, los krahn; al otro, la gente de Taylor. A un en su lado, los barracones de Barclay; al otro, el campo de Greystone. Por todas partes, guerrilleros que no son m¨¢s que ni?os desalmados, sin instrucci¨®n ni t¨¢ctica, y la ciudad arruinada.
A un lado, la guerrilla del Movimiento Unido de Liberaci¨®n para una Liber¨ªa Democr¨¢tica (Ulimo-J), integrado en su mayor parte por guerrilleros de la minoritaria etnia krahn, que formaba las antiguas Fuerzas Armadas de Liberia del dictador Samuel Doe. Este ej¨¦rcito y la guerrilla del llamado Consejo de Paz de Liberia han sumado sus fuerzas a Ulimo-J. Los krahn est¨¢n cercados en el centro de la ciudad, con sus familias y vecinos de otros grupos que viv¨ªan en las inmediaciones del antiguo Campamento Barclay de Instrucci¨®n (BTC, en sus siglas en ingl¨¦s). En torno al BTC, la destrucci¨®n es absoluta. Son calles de tierra de nadie que sirven de escenario para los combates de cada d¨ªa: o bien los krahn hacen salidas de hostigamiento, empujan hacia atr¨¢s al enemigo y vuelven sobre sus pasos, o bien contienen los intentos, hasta ahora frustrados, de asaltar su ca¨®tica ciudad militar, mezcla de barracones, estadio, iglesia y casas de protecci¨®n oficial.Al otro lado de las l¨ªneas, la gente del principal se?or de la guerra liberiano, Charles Taylor, con su Frente Patri¨®tico Nacional de Liberia, aliado de Alhaji Kromah, l¨ªder de la facci¨®n Ulimo-K, integrada por guerrilleros mandingas y antiguos enemigos de Taylor. Ambos l¨ªderes formaban parte del Consejo de Estado constituido tras el acuerdo de paz de agosto de 1995. Su maniobra para hacerse con todo el poder al intentar detener el pasado 6 de abril al l¨ªder de Ulimo-J, el general Roosevelt Johnson, desencaden¨® la batalla de Monrovia, ¨²ltimo episodio de la destrucci¨®n de Liberia. Las gentes de Taylor y de Alhaji controlan el resto de la capital, aunque las disidencias dentro de sus fuerzas explican frecuentes ensaladas de tiros y disputas sangrientas que aterrorizan a la ciudad.
La poblaci¨®n civil soporta como puede la divisi¨®n de su ciudad en dos. Las v¨ªctimas caen de los dos lados. En el BTC -la parte de los krahn- cuentan con un hospital que es un edificio bajo e infecto, maloliente, sin agua ni electricidad. Seg¨²n registra su administrador, James P. Jarrysr, desde el pasado 6 de abril han atendido a 572 heridos de bala y contado 375 casos de c¨®lera, de los que han fallecido m¨¢s de un centenar. En el mismo periodo, dentro del BTC ha habido 33 nacimientos. Carecen de casi todo. Silvia Ter¨¦s, de M¨¦dicos sin Fronteras, relata que "la gente de Taylor ha impedido el env¨ªo de medicinas porque dicen que es respaldar al enemigo". M¨¢s de 10.000 personas sobreviven en el BTC, un gran espacio abierto dentro de Monrovia, con una gran iglesia luterana perforada por los ca?ones de Taylor.
Los 'marines', en su embajada
Ante los combates que prendieron en los cuatro costados de Monrovia el pasado 6 de abril, m¨¢s de 20.000 personas buscaron refugio en el campo de Greystone, una finca rodeada de altos muros y perteneciente a la Embajada norteamericana. Es territorio de Taylor, aunque te¨®ricamente protegido por la embajada, y los marines no abandonan, ni por error, el recinto diplom¨¢tico. En un hacinamiento incre¨ªble florece el comercio en todas sus variedades...Desde que se abri¨® el campo de Greystone han muerto 45 personas, algunas a causa de balas perdidas, y se han registrado 68 nacimientos. "S¨®lo necesitamos un poco de paz para volver a nuestras casas e intentar reconstruir la ciudad", declara el enfermero George Klates.
Antes del golpe de Estado del sargento Samuel Doe, en abril de 1980, Liberia contaba con un baj¨ªsimo ¨ªndice de mortalidad para los par¨¢metros africanos: el 13,7%. Hoy la vida es un bien escaso. Una generaci¨®n perdida, una ciudad destruida, un pa¨ªs aniquilado.
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