Neocasticismo y algo m¨¢s
Ide¨® Joaqu¨ªn Rodrigo para su estilo musical una etiqueta: el neocasticismo. A su entender, Espa?a carec¨ªa de un pasado cl¨¢sico tan significante como el de la Europa Central y entonces, a la hora de remover nuestras tradiciones, nos d¨¢bamos de bruces con lo castizo y no con. lo cl¨¢sico. De un casticismo renovado que. va de los cancioneros renacentistas a Barbieri y Chueca, naci¨® el nuevo casticismo de Rodrigo.Antes de darnos el nombre, el m¨²sico nos dio los hechos; lo neocastizo no pod¨ªa sonar a t¨¦rmino hueco pues ten¨ªa el apoyo fuerte del Concierto de Aranjuez, rara invenci¨®n capaz de superar en ¨¦xito y fama todos los antecedentes de nuestro siglo musical. Para dar la raz¨®n a Unamuno, los viejos vinos casticistas en los nuevos odres de Rodrigo imaginantes de las frondas y la melancol¨ªa de Aranjuez, alcanzaron y mantienen una resonancia universal sin l¨ªmites en el, tiempo ni fronteras en el espacio.
Pero como toda clasificaci¨®n viene a resultar incierta, sena equivocado explicar la entera obra de Rodrigo desde el Concierto m¨¢s triunfante. Hay otras cosas en el haber del compositor nuevamente premiado y no en vano Paul Dukas, cuando el joven Rodrigo llega a sus aulas de Par¨ªs, qued¨® sorprendido por la personalidad y la fantas¨ªa, el distinto aire espa?ol de este valenciano sensible, inconformista, gritador y sentimental: alza su canto el Preludio al gallo ma?anero, suena en la distancia la enso?ada vihuela de Luis de Mil¨¢n en la sutil Zarabanda; se sit¨²an en la onda de Falla las Ausencias de Dulcinea y renacen a una segunda vida los madrigales del Cancionero de palacio, mientras Rodrigo hace m¨²sica las m¨¢s altas palabras po¨¦ticas: Unamuno, B¨¦cquer, Machado, Verdaguer y Rosal¨ªa.
Conciertos y pentagramas
En la orquesta, la inconfundible orquesta de Rodrigo, la serie de conciertos vienen a vertebrar el total de su invenci¨®n del mismo modo que lo vertebraban en los cl¨¢sicos las sinfon¨ªas. Tras el de Aranjuez vino el de Est¨ªo para viol¨ªn, el Concierto galante para violonchelo, el Heroico para piano, la Serenata para arpa y otros muchos para diversos instrumentos.Junto a ellos los pentagramas evocativos, desde el temprano poema de la tradici¨®n valenciana, El lliri blau, hasta las m¨²sicas para jardines al aire de las cuatro estaciones. Tantas y tantas obras que llenan de m¨²sica su propia intimidad y, tambi¨¦n, la de los dem¨¢s. La ¨²ltima raz¨®n del ¨¦xito, el ingenio, la belleza y la agudeza de la m¨²sica de Rodrigo resultar¨¢ dif¨ªcilmente explicable. En el arte m¨¢s afectivo las cosas son y posteriormente no siempre se explican. Hoy por hoy, las grandes razones de la m¨²sica de Joaqu¨ªn Rodrigo debemos buscarlas en todo momento sobre sus mismos pentagramas y en el momento que cobran vida a trav¨¦s del int¨¦rprete.
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