Inform¨¢tica analfabeta
Microsoft Word incluye un diccionario de sin¨®nimos "Iamentablemente malo", seg¨²n los expertos.
?Ser pobre es sin¨®nimo de ser infeliz, triste y miserable? Los al menos 300.000 espa?oles que hab¨ªan comprado hasta el pasado mes de marzo el programa Windows 95, com¨²nmente acompa?ado por el procesador de textos Microsoft Word, y los varios miles de escolares que usan a diario su diccionario electr¨®nico en castellano, pueden creerlo as¨ª. El diccionario, seg¨²n el profesor ?ngel Yanguas, del departamento de la Facultad de Filolog¨ªa de la Universidad de Sevilla, es "lamentablemente malo".Algunos de los sin¨®nimos incluidos entran dentro de lo directamente disparatado. Por ejemplo, palestino equivalente a jud¨ªo, israelita o israel¨ª. "Castellano" equivale a "se?or, bar¨®n, hidalgo, caballero y amo", entre otros t¨¦rminos, mientras que "andaluz" puede ser sustituido, se indica, por "ca?¨ª, agitanado, gitano, flamenco y cal¨¦".
Las diferencias entre hombre y mujer quedan muy claramente marcadas. El hombre es, entre otras cosas, "ser humano" y "persona". La mujer, ni una cosa ni la otra: entre los 16 sin¨®nimos propuestos no se encuentra nada equivalente, pero se ofrece para reemplazar el t¨¦rmino otros como "se?orita, doncella, venus y eva".
Los partidarios de un lenguaje pol¨ªticamente correcto, aunque sea s¨®lo un poco, se quedan boquiabiertos con los posibles sin¨®nimos de homosexual (invertido, pederasta o desviado) o lesbiana: pervertida y viciosa.
Desde el punto de vista de las razas o desde un punto de vista geogr¨¢fico, las cosas no quedan mucho mejor. Mestizo equivale a "bastardo", blanco a "c¨¢ndido o inmaculado" e ind¨ªgena bate todos los records: "salvaje, nativo, aborigen, b¨¢rbaro, antrop¨®fago, can¨ªbal, cafre, indio y beduino". El occidental se retrata como "europeo, ario, blanco, civilizado y culto", y el oriental como "asi¨¢tico, amarillo y chino".
Jos¨¦ Romero, responsable de relaciones p¨²blicas de la compa?¨ªa Microsoft, en Espa?a, reconoce que "algunos de los sin¨®nimos pueden herir la susceptibilidad de algunos sectores de la sociedad" y propone que los clientes del diccionario -que est¨¢ incorporado al procesador de textos Word como una herramienta f¨ªja- les hagan llegar las sugerencias que estimen oportunas. "Nosotros corregimos los errores en las sucesivas ediciones, porque somos sensibles a las sugerencias de los clientes".
Romero explica que Microsoft dedica en Madrid a una persona exclusivamente a estudiar esas reclamaciones y reconoce que "evidentemente" ya han tenido algunas. "Cuando se trata de cuestiones ling¨¹¨ªsticas", a?ade, "Microsof remite las propuestas a Irlanda, donde funciona la oficina central para Europa". All¨ª, dice Jos¨¦ Romero, hay dos ling¨¹istas "de origen espa?ol" que analizan si los clientes tienen o no raz¨®n y si creen que es as¨ª, introducen las oportunas modificaciones. No parece, sin embargo, que haya habido muchas reclamaciones, porque los sin¨®nimos citados figuran tanto en el procesador utilizado por la versi¨®n de Windows 95, lanzado en Madrid el 5 de septiembre de 1995 con la presencia de Bill Gates, como en el modelo del a?o 1994.
El diccionario usado por ambas versiones de Word es, seg¨²n portavoces de la empresa, una traducci¨®n de un equipo de espa?oles a partir de otra obra semejante elaborada por la empresa estadounidense Softart Inc. de la que procede la licencia. El profesor ?ngel Yanguas, del departamento de la Facultad de Filolog¨ªa de la Universidad de Sevilla, que ha examinado los sin¨®nimos aludidos a petici¨®n de EL PA?S, afirma que el diccionario es "lamentablemente malo".
"Su problema radica", a?ade, "en que como la mayor¨ªa de diccionarios electr¨®nicos, recurre a buscar equivalentes sin ning¨²n tipo de contexto. Lo ideal ser¨ªa que diera los sin¨®nimos dentro de un contexto gramatical, sem¨¢ntico y program¨¢tico, como sucede con los diccionarios en papel de la Real Academia".
Seg¨²n Yanguas, algunos diccionarios electr¨®nicos, lamentablemente muy pocos, son capaces de dar incluso lo que se denomina "una cadena alfanum¨¦rica" a la hora de usar un sin¨®nimo. Marca, por ejemplo, si es posible usar ese t¨¦rmino con una frecuencia del 80% o del 70%. "Lo correcto", dice, "es utilizarlo cuando marque del 99% para arriba. De lo contrario es mejor volver al impreso".
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