Unos lances a la ver¨®nica
Luis de Pauloba tore¨® a la ver¨®nica. No se dice a humo de pajas. Luis de Pauloba hizo el toreo a la ver¨®nica seg¨²n mandan los c¨¢nones y esa es gran novedad.El toreo a la ver¨®nica que hoy se practica consiste en plantar el capote esperando a que el toro llegue, vaciarlo con medio lance, salir corriendo. En esta misma feria se ha toreado de tal guisa a la ver¨®nica y cuando los art¨ªfices de semejante vulgaridad eran figuras, los premiaban con ovaciones encendidas. Hubo medios lances a la ver¨®nica de algunas figuras que sus partidarios aclamaron como si aquello fuera el fin del mundo.
A Luis de Pauloba no le aclamaron, incluso le aplaudieron m¨¢s bien poco. La fiesta ha llegado a tales desprop¨®sitos que el toreo se da por bueno o por malo seg¨²n qui¨¦n lo haga. Comentan los entendidos que en las dem¨¢s artes pasa igual: la firma es lo que vale. Un mamarracho con firma cotiza una fortuna, y a los que no tengan firma ya les pueden ir dando.
Murteira / Mendes, Pauloba, Garc¨ªa
Toros de Joaqu¨ªn Manuel Murteira Grave (6? flojo, devuelto), bien presentados, flojos, descastados. Sobrero de Louro Fern¨¢ndez de Castro, sin trap¨ªo, gazap¨®n.V¨ªctor Mendes: pinchazo hondo perdiendo la muleta, pinchazo en el que recibe un palotazo, estocada corta tendida y descabello (silencio); pinchazo hondo atravesado y 10 descabellos (pitos). Luis de Pauloba: dos pinchazos bajos y se tumba el toro (silencio); pinchazo y bajonazo descarado (silencio). Juan Carlos Garc¨ªa: estocada y dos descabellos (silencio); estocada (silencio). Plaza de Las Ventas, 26 de mayo. 16? corrida de feria. Lleno.
Pertenece Luis de Pauloba al grupo de toreros, no peque?o, que saben hacer el toreo, poseen gusto interpretativo, hasta han padecido cornadas muy serias, y no los quieren contratar. Los taurinos tienen vista de topo para las cuestiones art¨ªsticas. O quiz¨¢ sea todo lo contrario, que la tienen muy larga y este tipo de toreros no les interesa porque, bien placeados, acabar¨ªan desbancando a las figuras -con ellos los apoderados y los empresarios- que monopolizan la fiesta.
Igual podr¨ªa decirse de las ganader¨ªas: unas cuantas lo mercan todo, hasta lo podrido (mejor lo podrido), en tanto la mayor¨ªa vende de barato o ha de mandar sus reses al matadero. Y as¨ª va tirando este negocio, donde la manipulaci¨®n, la componenda y la mentira juegan parte importante en el logro de sus objetivos.
La capacidad maniobrera la que los taurinos son virtuosos se dirige ahora a conseguir la autorregulaci¨®n. Casi todos los estamentos apoyan esta nueva organizaci¨®n del espect¨¢culo -fuera del Ministerio del Interior; que nadie les controle- y, sin embargo, gran parte: de los profesionales se quedar¨¢n tan marginados como estaban. Quienes continuar¨¢n ejerciendo el monopolio ser¨¢n los mismos empresarios, ganaderos, apoderados y toreros que ahora. ?C¨®mo conducen los cabestros al toro, que camina confiado al amor de su compa?¨ªa fraternal y lo acaban llevando al pat¨ªbulo sin enterarse? Pues as¨ª.
Siguiendo el orden establecido, a los tres modestos de este cartel dominguero les soltaron una corrida intoreable. Con trap¨ªo, por supuesto, y adem¨¢s descastada. Toros que renunciaban a embestir, si embest¨ªan se quedaban parados a mitad del viaje o -a¨²n peor- amagaban derrotes inciertos. La valent¨ªa de los tres espadas, su necesidad de triunfar para salir del bache en que se encuentran, se estrellaba con la imposibilidad absoluta de dar dos pases seguidos en medianas condiciones, de lucimiento.
V¨ªctor Mendes no est¨¢ en ning¨²n bache: le apodera la casa Bala?¨¢ y entra en todas las ferias. Ahora bien, nunca dejar¨¢ de ser un segund¨®n, nombre de relleno, pues el ganado que le sueltan apenas le da opci¨®n a desarrollar el buen oficio que ha venido adquiriendo con el tiempo. Ni siquiera en banderillas le permiti¨® brillar el descastamiento de sus toros.
La larga cambiada con que Juan Carlos Garc¨ªa recibi¨® al sexto fue un intento a la desesperada de arrancar el triunfo. El toro se, volvi¨® gazap¨®n y en lugar de quitarle el vicio se puso a pegar pases, con lo que empeor¨® el problema. La nula casta del tercero hizo in¨²tiles sus porf¨ªas y otro tanto le sucedi¨® a Luis de Pauloba con sus mansos, uno de los cuales se tumb¨® tres veces porque le dio la gana.
Media docena de embestidas que hubo en toda la tarde las aprovech¨® Pauloba, precisamente, para lancear a la ver¨®nica y dibujar media de perfumada torer¨ªa. Y ah¨ª qued¨® eso, para lo que gusten mandar. Que, lamentablemente, y tal como se las gastan los taurinos, ser¨¢ m¨¢s bien poco.
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