El ex rey Sime¨®n se re¨²ne con el presidente b¨²lgaro
El ex rey Sime¨®n de Bulgaria y su esposa, la espa?ola Margarita G¨®mez-Acebo, se dieron ayer otro ba?o de popularidad en su segunda jornada en este pa¨ªs ex comunista que expuls¨® al monarca hace 50 a?os. La pareja visit¨® dos antiguas iglesias ortodoxas de Sof¨ªa y se entrevist¨® con el presidente, Yeliu Yelev, y su esposa. "Hemos pasado revista a los acontecimientos pol¨ªticos en Europa y el mundo y evocado la situaci¨®n en Bulgaria", dijo Sime¨®n.
Yelev, que visit¨® a Sime¨®n en Madrid en 1992, recibi¨® al ex rey en su residencia privada de las afueras de Sof¨ªa. No est¨¢ previsto ning¨²n. contacto con el Gobierno, dirigido por los excomunistas y que, no s¨®lo insiste en el car¨¢cter privado del viaje, sino que considera al exmonarca persona no grata.Por la ma?ana, Sime¨®n y su esposa hab¨ªan asistido primero a un servicio religioso en la iglesia Svet¨ª Sedmoch¨ªslenitsi, construida como mezquita durante la dominaci¨®n otomana, que dur¨® cinco siglos, y utilizada por los turcos tambi¨¦n como c¨¢rcel para patriotas b¨²lgaros. Numerosos mon¨¢rquicos le aclamaron a su entrada en el templo.
Miles de personas con pancartas, retratos de Sime¨®n, banderines con la corona real y ramilletes de flores esperaban dentro y fuera de Santa Sof¨ªa, la segunda iglesia visitada por el ex rey en su reencuentro de ayer con las ra¨ªces religiosas de su patria, que dej¨® a los nueve a?os tras ocupar el trono a la muerte de su padre, Bor¨ªs III, asistido durante tres a?os por dos consejos de Regencia.
Escoltado por los guardaespaldas de un servicio privado de seguridad, Sime¨®n II y Margarita se abrieron paso con dificultad por el estrecho pasillo que dejaban centenares de personas, muchas de ellas ancianas, que pugnaban por entregarles ramos de flores y mensajes personales o intentaban estrecharles o besarles la mano.
En medio de un calor sofocante y los fogonazos de los fot¨®grafos, la pareja penetr¨® en una nave lateral del templo, en cuyas paredes de ladrillo rojo colgaban iconos con santos; de la iglesia ortodoxa b¨²lgara. La euforia y los gritos enfervorizados de los mon¨¢rquicos fue tal que Sime¨®n, con gesto en¨¦rgico, inst¨® repetidamente a los presentes a guardar silencio, "porque estamos en la iglesia".
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