Reclutamiento forzoso
Si la implantaci¨®n del sistema de jurados fue saludada por ciertos sectores como un "avance democr¨¢tico", por cuanto supon¨ªa convertir a la ciudadan¨ªa en "protagonista activa de la instituci¨®n judicial", por el contrario, la supresi¨®n de la conscripci¨®n obligatoria, y el consiguiente relevo de la ciudadan¨ªa de su papel de "protagonista activa de la instituci¨®n militar", con la dejaci¨®n de soberan¨ªa que ello comporta, es celebrada c¨®mo una manifestaci¨®n de respeto a la libertad individual por parte de las autoridades.Si en el primer caso viene a decirse impl¨ªcitamente que "la democracia conlleva la obligatoria implicaci¨®n del ciudadano en el ejercicio directo del poder", en cambio, en lo que ata?e a la cuesti¨®n militar, la libertad individual prevalece sobre la anterior consideraci¨®n en base a la cual se fundamentaba la obligatoriedad de lo que podr¨ªamos llamar "servicio judicial". ?A qu¨¦ se debe esta aparente discordancia?
En el actual debate sobre la supresi¨®n del reclutamiento forzoso, prevista para el 2001 seg¨²n lo acordado por el Partido Popular y Converg¨¨ncia i Uni¨®, el movim¨ªento antimil¨ªtarista no debe-
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r¨ªa perder de vista una cuesti¨®n fundamental. Si la profesionalizaci¨®n del ej¨¦rcito solventa el problema que para objetores e insumisos representa el verse envueltos en tareas que la conciencia rechaza, parad¨®jicamente, del mismo golpe, el Estado se deshace del problema que ¨¦stos le plantean. Y ello a costa de suprimir la presencia en filas de aquellos que, enrolados en su p¨²blica condici¨®n de ciudadanos, podr¨ªan tener algo que objetar a los designios militares del Estado.
A cambio, son sustituidos por funcionarios que, por estar desempe?ando un cometido profesional, dif¨ªcilmente tendr¨¢n algo que oponer a las ¨®rdenes emanadas de los respectivos estados mayores. ?Ver¨¢ colmadas sus aspiraciones el colectivo pacifista por el mero hecho de dejar en manos de un profesional la ejecuci¨®n de aquello que las convicciones de un objetor no pueden soportar?-
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