Salvados por la enormidad
El mayor n¨²mero que se puede escribir con tres; d¨ªgitos es 9 elevado a nueve y elevado a nueve, es 9387.420.439. Un bill¨®n, por ejemplo, se escribe con un uno seguido de doce ceros. Pues bien, este n¨²mero equivale a un uno seguido de unos trescientos setenta millones de ceros. A su lado, el total de las part¨ªculas (?subat¨®rnicas!) de toda la materia de todo el universo (unos 1080) es una minucia de enormidad, menor incluso que el n¨²mero de partidas de ajedrez distintas que se pueden jugar: un uno seguido de tan s¨®lo 120 ceros (10120). La gran mayor¨ªa de esta cantidad corresponde a partidas absurdas, pero incluye todas las m¨ªnimamente interesantes y todas las geniales. Las partidas se pueden clasificar en tres grupos: ganan las blancas, ganan las negras y tablas. Jugar es elegir; ganar, elegir bien.Lo mismo vale para cualquier actividad humana creadora. Crear es, en rigor, elegir. Es elegir una rara combinaci¨®n de entes, ya sean s¨ªmbolos, notas musicales, puntos de color, letras, guarismos matem¨¢ticos... El n¨²mero de tales combinaciones, aunque enorme es finito, por lo que, antes de que, alguien las "cree", ya est¨¢n en "alguna parte". Un uno seguido de 415 ceros (10 415) mide el n¨²mero de sonetos libres distintos que se pueden llegar a componer, es decir, el n¨²mero de maneras distintas que existen, en castellano, para ordenar seis palabras del -total de las 85.001de esta lengua, en cada uno de los 14 versos. La inmensa mayor¨ªa de esos "sonetos" no tienen, claro, el menor sentido. Y de la inmensa minor¨ªa que s¨ª tienen sentido, una inmensa mayor¨ªa ser¨¢n mal¨ªsimos. De modo que s¨®lo una inmensa minor¨ªa, a¨²n inmensa, de aquella minor¨ªa, merecen editor. Ahora bien, ni todos los seres humanos que quedan por nacer, convertidos en genios del soneto con furia creadora de 24 horas al d¨ªa, son suficientes para escribir una minim¨ªsima parte del n¨²mero de poemas geniales posibles, todav¨ªa no escritos. Quevedo quiz¨¢ no llegara a saberlo, ni falta que le hac¨ªa, pero sus sonetos ya estaban escritos en el mundo de lo realizable Dero a¨²n no realizado.
Se pueden escribir 103-14.111 novelas de 200 p¨¢ginas a 360 palabras por p¨¢gina. A m¨¢s de uno le puede decepcionar este punto de vista: crear es una ilusi¨®n, aunque sea una ilusi¨®n tenaz. ?nimo, no hay para tanto. Crear es descubrir. O dig¨¢moslo un poco mejor. Crear es descubrir, desde el mundo real, algo de m¨¦rito entre la sideral quincalla del mundo de lo solamente realizable. Duchamp quiz¨¢ no llegara a caer en la cuenta, o, justamente, quiz¨¢ s¨ª, pero su idea del ready made era una propuesta sublime. Basta se?alar algo para convertir ese algo en una obra de arte. Todo es, en rigor, un ready made: la f¨ªsica cu¨¢ntica, el Quijote, incluso la propia del ready made. El n¨²mero de alternativas, aunque finito, es enorme, as¨ª que estamos salvados... por la enormidad.
Y, para terminar, un n¨²mero bestial: 10(109). Se trata del n¨²mero de seres humanos diferentes que pueden llegar a existir. La identidad de un individuo humano est¨¢ escrita en un texto gen¨¦tico de cuatro letras de una longitud determinada. Sus variantes se cuentan con un uno seguido de mil millones de ceros (rel¨¦ase tras una inspiraci¨®n profunda). Como en el caso de los sonetos, una gran parte de esa cifra corresponde a monstruos inviables, pero a¨²n as¨ª, los m¨¢s o menos diez mil millones de seres humanos, que desde el principio de los tiempos han sido, podemos presumir de liabernos salvado de la no existencia. M¨¢s a¨²n, nos salvamos incluso de volver a existir, de reencarnarnos y de tropezarnos, cualquier d¨ªa, con una fastidiosa copia exacta.
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