Val¨ªa todo
Val¨ªa todo y, sin embargo, casi nada vali¨® un duro. ?Se entiende la paradoja?Saltaba a la arena una especie de novillos podridos, la lidia constitu¨ªa un engorroso tr¨¢mite, los diestros pegaban pases sin gusto ni reuni¨®n y a los isidros les tra¨ªa sin cuidado. Hubo una estocada. Rivera Ord¨®?ez cobr¨® una estocada por el hoyo de las agujas y le vali¨® la oreja, o eso dicen. Comentaban los isidros que una estocada merece una oreja pero no est¨¢ uno muy seguro de que fueran sinceros porque, en caso de bajonazos, piden la oreja tambi¨¦n.
La media estocada baja que Rivera Ord¨®?ez endilg¨® al sexto la aplaudieron con el mismo calor, quiz¨¢ m¨¢s, y luego lamentaban que los fallos con el descabello hubieran privado al torero de salir a hombros por la puerta grande.
Camacho / Finito, Barrera, Rivera
Toros de Mar¨ªa del Carmen Camacho (dos rechazados en el reconocimiento, uno devuelto por inv¨¢lido), de escaso trap¨ªo, anovillados casi todos, inv¨¢lidos y aborregados. De Puerto de San Lorenzo: 4? discreto de -presencia, inv¨¢lido, pastue?o; 5?, novillo, inv¨¢lido, boyante. 6? sobrero de Los Bayones, discreto de presencia, inv¨¢lido, noble.Finito de C¨®rdoba: pinchazo, estocada tendida -primer aviso-, intenta el descabello sin dar el golpe, pinchazo, estocada, cuatro descabellos -segundo aviso- y dos descabellos (algunos pitos); dos pinchazos, otro perdiendo la muleta, estocada -aviso-, rueda de peones y descabello (algunos pitos). Vicente Barrera: estocada trasera (silencio); pinchazo bajo, estocada corta trasera a un tiempo, rueda de peones -aviso- y dobla el toro (pitos). Rivera Ord¨®?ez: estocada (oreja con protestas); media estocada baja, rueda de peones -aviso- y cinco descabellos (ovaci¨®n). Asisti¨® el Rey y los espadas le brindaron toros. Plaza de Las Ventas, 29 de mayo. 19? corrida de feria. Lleno.
?Puerta grande? Luego pensaban pedir la oreja pese al espadazo feo. Una y una son dos, si Pit¨¢goras no enga?a y, en cuesti¨®n de orejas -y en Madrid capital, esa sucinta suma equivale a salir a hombros por la puerta grande, como lo oyes Pedr¨ªn.
El colmo del sarcasmo habr¨ªa sido esa salida a hombros por la puerta grande -si bien se mira- pues el toreo de Rivera Ord¨®?ez no fue como para tirar cohetes; ni siquiera para un jacarandoso redoble de Don Nicanor Tocando el Tambor.
El toreo de Rivera Ord¨®?ez, entonado al lancear de capa, en la muleta no estuvo mal; ni bien. Va. uno a las novilladas y ve docena y media de faenas similares a las de Rivera Ord¨®?ez, cuando menos. Y con m¨¢s toro.
El toro que sacaron para Rivera Ord¨®?ez y sus compa?eros de terna ten¨ªa cara de novillo, hechuras a tono, invalidez supina, temperamento c¨¢ndido y santo conformar. Y a los isidros les val¨ªa.
A los aficionados no les val¨ªa, pero sus protestas se perdieron en el vac¨ªo. Durante la feria tienen los isidros secuestrada la plaza y no admiten, bajo ning¨²n concepto, gesto ni voz disonante que les prive de ver una oreja.
Consiguieron su prop¨®sito: una faenita decorosa, serena, coronada con el estoconazo mencionado, les bast¨® para pedir la oreja, y cuando Rivera Ord¨®?ez: la mostraba triunfante en la vuelta al ruedo pudieron comprobar que era peluda.
La faena orejeable al sexto toro tuvo menos ajuste y reuni¨®n; redondos y naturales le sal¨ªan vulgares a Rivera Ord¨®?ez: y s¨®lo ci?¨®, hondos y largos, los pases de pecho -varios de ellos empalmados, siguiendo la moda- que provocaron en los tendidos- gran alga rab¨ªa. Y eso fue todo en el Parnaso.
De cualquier forma, Joselito y Belmonte constitu¨ªdos en pareja de hecho parec¨ªa Rivera Ord¨®?ez al lado de sus colegas. Sus colegas no daban una. Ventajista, destemplado e incapaz de aguantar las mustias embestidas, Finito tuvo una actuaci¨®n desastrosa. Empe?ado en hacer su toreo vertical, Barrera aburri¨® con su primer inv¨¢lido, mientras su segundo novillote gazap¨®n le desbord¨¦. Un fracaso sin paliativos cosech¨® Barrera, por venir a Madrid con aureola de figura y tratamiento, de novillero consentido.
Sonaron cinco avisos; se dice pronto. Cinco avisos no con un corrid¨®n de toros pregonaos sino con una novillada podrida. Pero a los isidros tambi¨¦n les dio igual. A los isidros les consolaba haber visto una oreja, que debe de ser cosa fascinante y maravillosa. Algo as¨ª como el David, s¨®lo que en peludo.
Babelia
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