El Estado secreto
Ha sido una mala noticia para todos los dem¨®cratas. Pero no precisamente por los sucesos m¨¢s espectaculares (generales interrogados, prisi¨®n de Galindo), sino porque sale a la luz la trama verde de que hablaba el PNV, la cual supuestamente ser¨ªa responsable, entre otras fechor¨ªas, del secuestro, tortura y muerte de Lasa y Zabala. Y no es seguro que el nuevo Gobierno, profundamente enraizado en la derecha espa?ola, d¨¦ a los jueces lo que ¨¦stos le piden; en realidad, una simple compulsa de unos documentos ya conocidos en copia, que por consiguiente nada tienen hoy de secretos ni de atentatorios contra la seguridad del Estado. D¨¦ no existir los mismos en el archivo del Cesid sin que medie previa destrucci¨®n, podr¨ªamos respirar hondo y ver las cosas de otro modo. Pero si por una aplicaci¨®n ramplona de la raz¨®n de Estado, los documentos est¨¢n o estuvieron ah¨ª y con la no-entrega se estrangula el procedimiento, el caso vasco entrar¨ªa en un callej¨®n sin salida. En efecto, ?c¨®mo recomendar a los vascos que acudan a la pr¨®xima manifestaci¨®n por la paz si el Estado tapa su propia sangre?, ?para qu¨¦ van a arriesgarse a sufrir una agresi¨®n o una venganza por parte de los violentos? Un Estado que protege los eventuales cr¨ªmenes de sus servidores pierde legitimidad y el fascismo etarra no dejar¨¢ de aprovecharlo. Por ello es contrario a toda ¨¦tica de la responsabilidad clasificar "secreto de Estado" -o destruir preventivamente- la documentaci¨®n sobre posibles actos delictivos o criminales de unos individuos. Olvidar¨ªamos que de aquellos polvos, de la violaci¨®n sistem¨¢tica de los derechos humanos en Euskadi por las fuerzas de seguridad del franquismo, nacen tambi¨¦n los Iodos que hoy padecemos. Y que el mejor inter¨¦s de ETA consiste en que todo parezca una lucha, de bandas ajena al Estado de derecho. Es esto lo que se encuentra en juego. Detener y juzgar a eventuales protagonistas del terrorismo de Estado no constituye un triunfo para ETA, como claman ultras, hombres de orden y graciosos de sentina en Abc y, lamentablemente, l¨ªderes del PSOE en ca¨ªda libre hacia el ilegalismo. El triunfo para ETA se produjo desde el momento en que continuaron las torturas, y malos tratos por parte de las fuerzas de seguridad del Estado, ya en la transici¨®n democr¨¢tica, y m¨¢s a¨²n cuando se organizaron en su seno los cr¨ªmenes de los GAL. ETA seguir¨¢ cometiendo actos de barbarie. Pero la verdadera batalla se da en el interior de la sociedad vasca, no dentro del sistema ETA. Es en aqu¨¦lla donde hay que dejar claro para siempre que tanto el Estado espa?ol como la Comunidad Aut¨®noma Vasca son espacios de libertad, en los cuales impera el derecho hasta el punto de hacer justicia con aquellos de sus propios funcionarios que pudieron actuar de modo criminal. La muerte ha de ser s¨®lo patrimonio de ETA. Resolver a fondo el caso GAL constituye una precondici¨®n indispensable para la pacificaci¨®n de Euskadi.
Finalmente, el caso Lasa y Zabala nos hace volver la vista una vez m¨¢s hacia la Guardia Civil. Leyendo a un buen n¨²mero de comentaristas, parece como si el instituto fuera algo sagrado e intocable. Su reci¨¦n nombrado director ha dicho que el nombre de Rold¨¢n quedar¨¢ borrado de la historia de la Guardia Civil. Pero la historia no es s¨®lo vida de h¨¦roes. De comprobarse su actuaci¨®n, la trama verde no ser¨ªa por desgracia un hecho aislado, sino el ¨²ltimo cabo de un hilo negro que tendr¨ªa tras de s¨ª el caso Almer¨ªa y tantos "h¨¢biles interrogatorios" en el pasado, como los descritos por Ram¨®n Sender en El lugar de un hombre. En suma, algo muy distante de la actuaci¨®n del instituto hoy, pero que forma parte de su memoria hist¨®rica. Tampoco fueron sus servicios de informaci¨®n los que sacaron a la luz las estafas de Rold¨¢n ni lo que ahora se investiga. Esto es lo que deber¨ªa ser objeto de preocupaci¨®n para todos.
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