Flor de pl¨¢stico
Si alguien dudaba de que el sistema hab¨ªa triunfado a la hora de domesticar al anta?o fiero animal del rock, el presente concierto sirve para disipar toda duda. Ni sexo, ni drogas, ni rock and roll. S¨®lo diversi¨®n adocenada y un disfrutar con la vacuidad de un p¨®ster humano, que corresponde al hombre de Bon Jovi.En las afueras, Mara y su pandilla, no mayores de 18 a?os, afirmaban que Bon Jovi era "un ¨¢ngel", para asegurar unos momentos despu¨¦s que lo que m¨¢s le gustaba de ¨¦l era "que parec¨ªa un chico malo del rock". Camisetas a 2.000 pesetas, pipas a 200, refrescos y cervezas en las afueras del estadio y polic¨ªa. El mismo y viejo ritual de siempre del rock al aire libre. Ganas, fundamentalmente, de pasarlo bien.
Bon Jovi + Gun + M-Clan + David Palau
3.500 pesetas. Estadio Vicente Calder¨®n. Madrid, 1 de junio.
A eso de las 18.40, con la gente entrando, David Palau fue el encargado de abrir el fuego de manera superbreve. Los murcianos M-Clan sal¨ªan a las 19.30, conscientes de su papel de segundos teloneros. M-Clan interpretaron en 45 minutos los temas de su primer ¨¢lbum, titulado Un buen momento, mostrando que tienen ya una gran parroquia identificada con su sonido y canciones.
Despu¨¦s, lleg¨® el turno de unos profesionales del tel¨®n de lujo en el estadio Vicente Calder¨®n: los escoceses Gun, que ya pisaron este escenario abriendo el concierto de los Rolling Stones en el 89. El grupo de Mark Rankin estuvo como siempre: profundamente indefinido.
A las 22.151 una numerosa big band al estilo de Nueva Orleans irrump¨ªa en el escenario para atacar los compases de Lay your hands. Comenzaba, as¨ª el disloque en las gradas del estadio, lleno hasta poco m¨¢s de la mitad. Acto seguido, el bello Jon hac¨ªa acto de presencia, embutido en una chaquetita dorada de domador. El rugido, del p¨²blico se hizo ensordecedor. A ambos lados del escenario, dos pantallas de v¨ªdeo se encendieron para obligar al respetable a no perderse el m¨¢s m¨ªnimo movimiento de la estrella, que sali¨® flanqueado por su alter ego, el rotundo guitarrista Ritchie Sambora.
La primera bater¨ªa de temas supuso una apertura de fuego graneado sobre el ansioso p¨²blico, que mostr¨® su complacencia con Bad medicine, Runaway y Blood on blood.
Despu¨¦s, se inici¨® esa parte del espect¨¢culo dedicada al agradecido tema del calent¨®n juvenil, en el que sonaron Wanted, Die for you e In your arms. De ah¨ª hasta el final, un repaso a lo m¨¢s granado de la discograf¨ªa de este multivendedor. Poco a poco, con el p¨²blico ganado, el astuto Bon Jovi fue desgranando las partes de un espect¨¢culo concebido exclusivamente para el consumo de admiradores muy poco exigentes. Cualquiera con un m¨ªnimo de sentido cr¨ªtico ha de pararse a pensar que la flor de este chico es de pl¨¢stico.
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