La historia sigue donde estaba

Fue como si el reloj del ciclismo se hubiera parado en el cuatro de junio de 1995. El especialista que arriesga, Boardman, gana el pr¨®logo de la Dauphin¨¦ Lib¨¦r¨¦ con unos cuantos segundos de ventaja sobre los favoritos para la general final, Rominger e Indur¨¢in. M¨¢s o menos la historia de todas las carreras con pr¨®logo si no fuera porque, una vez m¨¢s, el ganador ingl¨¦s aprovechara la oportunidad para informar al ancho mundo de que sus aspiraciones van m¨¢s all¨¢, de que es un corredor inconformista y de que sus progresos en monta?a no paran, sin por ello perder su capacidad explosiva. Y, como el a?o pasado, Indur¨¢in, que termin¨® ayer cuarto, a 15 segundos del ingl¨¦s, se congratulaba al final de haber pasado sin mayores problemas un trago desagradable: un pr¨®logo insidioso -escond¨ªa en su recorrido una cuesta de 1,5 kil¨®metros con 500 metros al 12%-, un d¨ªa desapacible -bruma, frescor y amenaza de lluvia- y una carretera peligrosa en un largo descenso.Sin embargo, entre junio de 1995 y junio de 1996 algo s¨ª que ha cambiado en la vida de Boardman, un hombre que vive bajo la ansiedad de estar a la altura de demasiadas expectativas, las suyas propias y las que le marcan las necesidades publicitarias de su equipo. En el pr¨®logo del Tour 95, bajo un tremendo aguacero, Boardman arriesg¨® al m¨¢ximo y se cay¨® a 80 por hora. Un peque?o error con resultados catastr¨®ficos, dice el ingl¨¦s. Ayer no se permiti¨® ese error. Descendi¨® con las manos en los frenos. "Hasta me he pasado de precavido", explica. "Antes de una curva cerrada fren¨¦ pensando que el suelo iba a estar mojado y cuando pas¨¦ estaba completamente seco". Una vez conseguido su primer objetivo -"ahora correr¨¦ con menos presi¨®n"- la siguiente necesidad que quiere satisfacer Boardman es la comparativa con los grandes: saber a qu¨¦ nivel est¨¢ en relaci¨®n. con Indur¨¢in, Rominger y Jalabert en la alta monta?a, que la hay, y de qu¨¦ forma, en la Dauphin¨¦.

Tampoco Indur¨¢in arriesg¨® apenas en un recorrido que contradec¨ªa sus capacidades: corto y duro. Mientras los dem¨¢s favoritos utilizaron tecnolog¨ªa espec¨ªfica -bicicletas de contrarreloj, cascos aerodin¨¢micos- el navarro sali¨® con una bici normal y con la cabeza descubierta. Sin embargo, se permiti¨® un peque?o detalle de calidad y de esfuerzo suplementario. La cuesta era un terreno para subir en agilidad, con un desarrollo peque?o -Boardman us¨® un 42/16-, pero Indur¨¢in fue el ¨²nico de entre los favoritos que se dio el lujo de utilizar el plato grande, tirando poderosamente para arriba a base de ri?ones. Indur¨¢in impresion¨® y tambi¨¦n tuvo tiempo para comprobar c¨®mo seg¨²n se va acercando el Tour, sus viejos rivales de julio van cogiendo el golpe de pedal, poniendo el reloj en hora.

Rominger, por ejemplo. El suizo, despu¨¦s del baj¨®n sufrido en la Bicicleta Vasca, est¨¢ donde siempre suele estar por estas fechas, una vez dejado de lado su compromiso con el Giro. En un pr¨®logo que se tom¨® en serio y que iba bien para sus cualidades, Rominger aventaj¨® en dos segundos a Indur¨¢in. Nada anormal, como tampoco lo fue el 10? lugar de Jalabert, quien sigue mostrando sus d¨¦ficit en los ejercicios en solitario.