Soldadito espa?ol

A¨²n no se sabe cu¨¢ndo tendr¨¢ Espa?a un Ej¨¦rcito totalmente profesional ni cu¨¢ntos ser¨¢n sus miembros, pero s¨ª es posible conocer c¨®mo ser¨¢n: su origen social, su nivel de estudios o su procedencia geogr¨¢fica.Las Fuerzas Armadas espa?olas, que hoy celebran su d¨ªa, cuentan ya con m¨¢s de 30.000 soldados y marineros profesionales, metopas en terminolog¨ªa militar. Ellos constituyen el embri¨®n del futuro Ej¨¦rcito, exclusivamente profesional en el que el servicio militar obligatorio ser¨¢ ya una reliquia del pasado.

A partir del estudio de este colectivo es posible anticipar si se confirma uno de los argumentos esgrimidos hist¨®ricamente por los defensores de la mili: que con la abolici¨®n del reclutamiento obligatorio y universal, s¨®lo las clases m¨¢s humildes y las regiones m¨¢s desfavorecidas suministrar¨¢n la carne de ca?¨®n necesaria para defender, con las armas si es preciso, la seguridad de todos los ciudadanos.

En otras palabras, si en Espa?a se repetir¨¢ el fen¨®meno que se produjo en EE UU, donde la profesionalizaci¨®n ha dado lugar a un Ej¨¦rcito en cuya tropa abundan los negros e hispanos y escasean los wasp (blancos, anglosaiones y protestantes).

El Ministerio de Defensa ha realizado, entre 1992 y 1995, sucesivas encuestas a los m¨¢s de 120.000 aspirantes que se han presentado para cubrir las casi 25.000 plazas de metopa (militar de empleo de tropa y mariner¨ªa) que han sido convocadas.

Con sus resultados, es posible establecer ya un perfil aproximado del soldado profesional espa?ol: se trata de un var¨®n, soltero, de 18 a 20 a?os de edad, parado o estudiante, con un nivel de estudios de 8? de EGB o similar, que vive el domicilio paterno junto a sus padres y dos o m¨¢s hermanos, y ¨¦l es el primog¨¦nito o el segundo.

Naturalmente, con los sueldos que se ofrecen (menos de 100.000 pesetas mensuales el primer a?o), no puede esperarse que sean las capas m¨¢s acomodadas las que env¨ªen sus hijos al Ej¨¦rcito: el 18% de los aspirantes son de clase baja; el 32% media-baja; el 32% media; el 12% media-alta; y el 6% alta.

Pero la diferencia de clases es probablemente m¨¢s acentuada si se tiene en cuenta que el 43% de los padres de los futuros soldados est¨¢n en paro, que los que tiene empleo son mayoritariamente trabajadores manuales u obreros especializados, que m¨¢s del 75% (de ellos tienen s¨®lo estudios primarios o EGB, y que la gran mayor¨ªa de las madres trabajan s¨®lo en su hogar.

Mujeres con m¨¢s estudios

Respecto a los aspirantes, s¨®lo el 19,3% tiene trabajo, el 37,3% est¨¢ en paro, el 25,2% estudia y el 16,1% est¨¢ cumpliendo el servicio militar. En su inmensa mayor¨ªa, los que quieren ingresar en el Ej¨¦rcito no han hecho la mili. Y ello introduce un factor de incertidumbre: no se sabe hasta qu¨¦ punto la posibilidad de realizar un servicio militar retribuido, aunque m¨¢s largo (18 meses es el compromiso m¨ªnimo), induce a presentarse a j¨®venes que no lo har¨ªan si la mili no existiese.En cuanto al nivel de estudios, m¨¢s de la mitad de los aspirantes cuentan s¨®lo con el graduado escolar o equivalente y aproximadamente el 27% ha hecho el BUP. Los que tienen COU o estudios superiores suponen el 10% y, en el otro extremo, los que s¨®lo tienen certificado de escolaridad son el 8%.

Las mujeres, que representan algo m¨¢s del 15% de quienes se han presentado a las convocatorias del Ministerio de Defensa, tienen mejor formaci¨®n cultural que sus compa?eros varones. Entre ellas, se reduce al 4% el porcentaje de las que s¨®lo cuentan con certificado de escolaridad y aumenta hasta el 15% el grupo de quienes tienen el COU o estudios superiores.