Brillantez colectiva y virtuosismo individual

Prom¨²sica trajo a su ciclo a la Orquesta de Par¨ªs con su actual titular Semyon Bychkov (San Petersburgo, 1952), figura muy destacada entre las batutas de su generaci¨®n; su carrera y el rigor de su trabajo lo demuestran. Pero esta vez a las brillantes ejecuciones les falt¨® el "valor a?adido" que la expresi¨®n art¨ªstica necesita para calar hondo. Ni la Sinfon¨ªa en mi menor, de Haydn, ni la Primera en do menor, de Brahms, dejar¨¢n huella en nuestras memorias. Lo m¨¢s atractivo era seguir las calidades del conjunto parisiense a nivel individual y colectivo y dejamos ganar por unos brillos y luces que acaso no convienen demasiado al pensamiento y a la materia orquestal brahmsiana.Organizado por Scherzo toc¨® Ivo Pogorelich, pianista tan fabuloso como pol¨¦mico. Tra¨ªa en programa los Cuadros de una exposici¨®n, de Musorgski y los cuatro Scherzi de Chopin. Es c¨¦lebre la heterodoxia del concertista yugoslavo, mas cuando lo lleva a cabo de manera coherente con sus propios supuestos y la realiza con absoluta precisi¨®n, la heterodoxia puede traernos sin cuidado. Al contrario: el arte muere de ortodoxia pero puede enfermar de arbitrariedad y planteamientos gratuitos. Esto sucedi¨®. Si en algunos Cuadros se perd¨ªa el hilo de la continuidad o nos llegaban a trav¨¦s de una cruel dureza sonora, en el primer Scherzo no se entendi¨® gran cosa por la vertiginosidad y los altibajos din¨¢micos.