Un empresario firme y seguro
Los cristales de las gafas no ocultaban la paz inmensa que destilaban los ojos claros de Emilio Langa. El empresario sab¨ªa que no ten¨ªa enemigos y se entregaba con confianza a los dem¨¢s con un apret¨®n de manos firme. A pesar de sus 62 a?os, se resist¨ªa a rebajar las casi 12 horas de trabajo diario en su empresa de M¨®stoles (199.400 habitantes), dedicada a la construcci¨®n de material hidr¨¢ulico, donde supervisaba la contabilidad y los pedidos.Precisamente, ese tes¨®n le llev¨® a crear Hidr¨¢ulicas Langa a principios de los a?os sesenta con un peque?o taller y cinco trabajadores, hasta facturar m¨¢s de 200 millones de pesetas en 1992, con 30 empleados a su cargo. Este "trabajador nato", como le califican quienes le conocen, se volc¨® en que las relaciones entre sus trabajadores discurrieran con total armon¨ªa. ?l mismo dec¨ªa que Hidr¨¢ulicas Langa era como una gran familia donde no se miraba de reojo a un empleado si necesitaba un adelanto del sueldo.
Esa confianza del "jefe" era correspondida por sus empleados, que se absten¨ªan de fumar en su puesto de trabajo porque, sin estar prohibido, sab¨ªan que le disgustaba. "De esta manera la maquinaria de la empresa est¨¢ en perfectas condiciones, a pesar de sus 20 a?os de funcionamiento", dec¨ªa Langa.
La mayor¨ªa de los empresarios, compa?eros de fatigas comerciales de Langa, ensalzan la calidad humana de este hombre alto y fuerte pero de aspecto bonach¨®n. Ten¨ªa una memoria prodigiosa. Se acordaba de los rostros de todas las personas que pasaban alg¨²n momento con ¨¦l, por fugaz que ¨¦ste fuera, y con su don de gentes logr¨® importantes contratos para la empresa que dirig¨ªa.
Los trabajadores tambi¨¦n coinciden en la sinceridad demostrada por Emilio, que frunc¨ªa el ce?o para recordar la marca de alguna maquinaria compleja y, sin embargo, no albergaba dudas cuando les llamaba a cada uno por su nombre. "Cre¨® Hidr¨¢ulicas Langa de la nada, y su esfuerzo le vali¨® la posibilidad de ampliar el negocio en Navalcarnero", comentan otros empresarios. "Cada vez consegu¨ªa mejores clientes, incluso del extranjero", apostillan.
Proveedor del Ej¨¦rcito
Emilio Langa consigui¨® incluso imponer su paz de esp¨ªritu en medio de la cruenta guerra de la ex Yugoslavia fabricando hojas quitanieve para los veh¨ªculos blindados de ayuda humanitaria. Amante del trabajo bien hecho, en febrero de 1993 envi¨® a Vicente Guti¨¦rrez, un empleado de confianza, y a su hijo Jos¨¦ Luis, jefe de ventas de la empresa, para que instalaran en la misma ciudad de Split las 32 cuchillas fabricadas en M¨®stoles.
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