Una soluci¨®n:

?C¨®mo ganar a Inglaterra? El buen f¨²tbol est¨¢ descartado; es un sacrilegio, y aunque los cinco o seis jugadores de calidad de la selecci¨®n quiseran practicarlo un poco para variar, dudo que a estas alturas recuerden que eso ser¨ªa posible con otro entrenador. La lucha, la dureza, la intimidaci¨®n no creo que valgan: de poco sirvieron ante un equipo art¨ªstico e indolente (y adem¨¢s inmotivado) como Ruman¨ªa, al que se gan¨® in extremis; e Inglaterra es, si algo, luchadora, dura e intimidatoria. As¨ª que, como todo vale para Clemente, s¨®lo queda intentar la r¨¢pida expulsi¨®n de Gascoigne. Este jugador de talento es un pendenciero y se ha te?ido de rubio y est¨¢ gordo, de manera que provocarlo no ser¨¢ dificil si alguno de los nuestros sabe ingl¨¦s. Pero adem¨¢s es un sentimental: llor¨® hace a?os cuando un ¨¢rbitro le mostr¨® una tarjeta que le imped¨ªa jugar una final si Inglaterra ganaba el partido. Que se llame en seguida a aquel notable psic¨®logo de Benito Floro para que explique lo f¨¢cil que es tenderle una trampa al personaje pendenciero y a la vez sentimental. No basta con consultar a Clemente, porque ¨¦l es lo primero pero en modo alguno es lo segundo.