Paul Sereno, el 'cazador' de dinosaurios
Hace un mes, mostr¨® los f¨®siles hallados en el S¨¢hara marroqu¨ª de dos nuevos y enormes depredadores
Son las nueve de la ma?ana de un d¨ªa laborable, y la sala de conferencias de la Universidad de Chicago aguarda impacientemente la entrada del cazador de dinosaurios Paul Sereno, de 38 a?os. Unos minutos despu¨¦s, entra con pantalones vaqueros, un amuleto de Africa occidental al rededor del cuello y un pendiente turquesa. Avanza a grandes zancadas, sonriendo abiertamente a su aduladora audiencia. Hace s¨®lo un mes, ¨¦l y su equipo de la Universidad de Chicago dieron a conocer el descubrimiento de f¨®siles de dos grandes dinosaurios depredadores que debieron de ser el terror de la cuenca fluvial en la que habitaron hace 90 millones de a?os: el Carcharodontosaurus saharicus, que significa "reptil de dientes de tibur¨®n del S¨¢hara", un dinosaurio b¨ªpedo m¨¢s grande que el Tyrannosaurus rex, y el Deltadromeus agilis, que significa "corredor ¨¢gil del delta", una criatura relativamente flexible y veloz. El Carcharodontosaurus fue identificado a principios de este siglo, pero el Deltadromeus es una nueva especie.
En los ¨²ltimos a?os, el tiempo de Sereno ha estado cada vez m¨¢s solicitado, pero su agenda est¨¢ a menudo salpicada de visitas de colegiales. Quiz¨¢ por lo grabada que tiene su infancia en Illinois: Era incorregiblemente travieso y propenso a los accidentes. Intentaba descarrilar trenes y apedrear las ventanas del colegio, y se vio envuelto en varios accidentes con heridos por navajas y ca¨ªdas de bicicletas. Su afici¨®n por los dinosaurios comenz¨® con otra fechor¨ªa: el robo del libro The Fossil book de la biblioteca del Instituto de la Comunidad de Naperville. A¨²n conserva el ejemplar, forrado en celof¨¢n amarillento. Es un libro repleto de fotografias de f¨®siles, criaturas viscosas y llamativas piedras, y las ilustraciones le cautivaron en una ¨¦poca en la que empezaba a descubrir su talento para la pintura. Con el apoyo constante de sus padres (cuyos otros cinco hijos tambi¨¦n tienen ahora doctorados), se matricul¨® en la Universidad del Noroeste de Illinois en De Kalb, donde se licenci¨® en Biolog¨ª¨¢ y Arte de Estudio. Despu¨¦s, durante una visita al Museo Norteamericano de Historia Natural de Nueva York, Sereno qued¨® fascinado con las historias de las expediciones paleontol¨®gicas. Recuerda que pens¨®: "Podr¨ªa combinar el arte, los viajes, la ciencia, la aventura, la biolog¨ªa, la paleontologia y la geolog¨ªa. En aquel preciso instante supe exactamente lo que quer¨ªa ser".
En la ¨²ltima d¨¦cada ha dirigido y participado en expediciones a Suram¨¦rica, China y, m¨¢s recientemente, ?frica, donde su equipo hizo el primer descubrimiento relativamente completo de restos de dinosaurio del periodo Cret¨¢cico tard¨ªo, la etapa final de la evoluci¨®n de los dinosaurios. Aparte de sus hallazgos de nuevas especies, el principal inter¨¦s de Sereno es explicar la genealog¨ªa de los dinosaurios ut¨ªfizando el an¨¢lisis clad¨ªstico, una herramienta relativamente nueva que presenta las relaciones entre dinosaurios como una jerarqu¨ªa de caracter¨ªsticas compartidas. En un cladograma, cada ramificaci¨®n o nudo se?ala un hipot¨¦tico paso evolutivo entre organismos.
En sus expediciones africanas, Sereno intent¨® aprender c¨®mo evolucionaron los dinosaurios cuando el supercontinente conocido como Pangea empez¨® a romperse por la mitad, hace aproximadamente 150 millones de a?os. Una masa de tierra, que despu¨¦s se dividir¨ªa en los continentes africano y suramericano, se desplaz¨® hacia el Sur. Otra masa de tierra se desplaz¨® hacia el Norte. Si la ruptura hubiese sido definitiva y limpia, como se hab¨ªa especulado, uno esperar¨ªa ver tambi¨¦n una ramificaci¨®n clara entre las l¨ªneas de dinosaurios del Norte y del Sur. Pero los nuevos descubrimientos en Marruecos parecen contar una historia diferente. Tanto el cr¨¢neo del Carcharodontosaurus como el esqueleto del Deltadromeus fueron descubiertos en se dimentos que datan de decenas de millones de a?os despu¨¦s del inicio de la divisi¨®n de los continentes. Pero ambos dinosaurios, de la masa terrestre del Sur, est¨¢n m¨¢s estrechamente relacionados con los dinosaurios del Norte. Seg¨²n Sereno, eso podr¨ªa significar que hubo una conexi¨®n terrestre entre los dos continentes durante mucho m¨¢s tiempo del que se ha cre¨ªdo.
Sereno descubri¨® el primer fragmento del cr¨¢neo del Carcharodontosaurus, del tama?o de una pelota de b¨¦isbol, mientras examinaba la ladera de una pendiente de unos 150 metros de altura: "Se me sal¨ªan los ojos de las ¨®rbitas. Se suelen coger muchas piezas como ¨¦stas en un estado muy deteriorado. Habitualmente, llegas con un mill¨®n de a?os de retraso". Pero en este caso, Sereno pudo ver que el corte era fresco. Supuso que el fragmento de cr¨¢neo se hab¨ªa desprendido hac¨ªa poco (quiz¨¢ en los ¨²ltimos 20 a?os) de alg¨²n lugar m¨¢s alto de la colina. Minutos despu¨¦s, reconoci¨® el extremo correspondiente a la pieza, que sobresal¨ªa de un punto a unos seis metros y era del tama?o de la palma de una mano.
Durante los cinco d¨ªas siguientes, los nueve estudiantes y paleont¨®logos trabajaron en el yacimiento, retirando cuidadosamente las rocas blandas que envolv¨ªan la caja del cr¨¢neo y el hocico del animal. Gran parte del f¨®sil apuntaba hacia el precipicio.
Su soluci¨®n fue deshacerse de la colina que estaba encima del f¨®sil. Las exigencias f¨ªsicas a las que se enfrentaban los ocho hombres y la mujer que formaban el equipo eran- extremas: el S¨¢hara marroqu¨ª en pleno verano. Algunos perdieron 10 kilos en dos meses.
Pero el esfuerzo mereci¨® la pena. "No tendr¨ªamos un cr¨¢neo si no hubi¨¦semos peinado la ladera de aquella colina", dice un entusiasmado Sereno.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.