El rostro hosco de la Eurocopa
Stuart Pearce, el defensa de la selecci¨®n inglesa que tir¨® el tercer penalti contra Espa?a en el estadio de WeMbley, tras un largu¨ªsimo partido en el que mantuvo siempre un gesto de incomprensible enfado, ha sido convertido por la prensa brit¨¢nica en el gran h¨¦roe del encuentro del pasado s¨¢bado.Su gesto espantoso y aterrador cuando marc¨® su gol ante Zubizarreta estaba dedicado, dicen, a s¨ª mismo. En 1990, Pearce fall¨® un penalti crucial en Italia en la final de la Copa del Mundo. La explicaci¨®n deportiva al rictus de ese rostro monstruoso, deformado por una enfermiza exaltaci¨®n, como los retratos de Francis Bacon, no resulta del todo convincente.
Por m¨¢s que su victoria personal del s¨¢bado fuera importante para ¨¦l, Pearce parec¨ªa encarnar lo peor del f¨²tbol como deporte de masas destinado a abotargar los sentidos de las mismas y a hacerles creer que la vida, la verdadera vida, es irreal y que lo que verdaderamente importa es lo que ocurre entre 22 sujetos en pantal¨®n corto corriendo de un extremo a otro del terreno de juego.
Una cosa es divertirse o apasionarse en un torneo internacional de f¨²tbol y otra es llevar las cosas tan lejos que puedan confundir el juego, por mucha simbolog¨ªa que se le eche, con la vida real. La victoria deportiva puede ser dulce pero nunca es lo bastante s¨®lida como para superar la confrontaci¨®n con las frustraciones de la vida cotidiana.
Parece natural que los hinchas ingleses festejaran el triunfo de su selecci¨®n hasta la madrugada, lo anormal es que lo comparen con pasados episodios b¨¦licos y reconozcan que el orgullo nacional est¨¢ en juego en este torneo que empieza a parecer cualquier cosa menos un campeonato deportivo.
Una pensaba que eran cosas de las dictaduras tercermundistas estas expansiones patri¨®ticas a costa del bal¨®n. Ahora resulta que para el Reino Unido era m¨¢s importante el ¨¦xito -pese a todos los peros- frente a Espa?a que resolver la crisis de las vacas locas.
?De verdad, es para tanto? ?D¨®nde est¨¢ el sentido del humor de un pa¨ªs que se precia de ser maestro en este refinado arte de re?rse de casi todo empezando por uno mismo?
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