Sujetos al recuerdo de Panenka
Los checos sue?an con repetir el c¨¦lebre gol que les dio el triunfo en 1976

?Habr¨¢ un Panenka entre los checos? ?Alguien capaz de producir un momento inolvidable como aquel Panenka que le tir¨® un sombrero a Maier en 1976? Puede que en sus filas haya material para hacerlo. Poborsky, por ejemplo, le hizo la cuchara a Vitor Baia en el gol del triunf¨® frente a Portugal en los cuartos. Alg¨²n jugador hay. Y capacidad , para sorprender, tambi¨¦n. Si no, ser¨ªa dif¨ªcil de explicar la llegada de la Rep¨²blica Checa a la final despu¨¦s de sobrevivir al grupo de la muerte -Alemania, Italia y Rusia-, derrotar a Por tugal y superar a Francia. Aunque participaron en los Mundiales de Espa?a 82 e Italia 90, los checos han sido una potencia en declive. Su f¨²fbol fue un referente durante muchos a?os. En 1962 alcanzaron la final y s¨®lo cayeron ante el Brasil de Garrincha. Jugadores como Joszef Masopust o Popluhar estaban entre los mejores del mundo y se dec¨ªa que hab¨ªa una escuela bien definida, la de Praga, caracterizada por la exquisitez de su juego.
Desde entonces se entr¨® en un periodo de decadencia que dura hasta ahora y que s¨®lo fue quebrado por la inopinada victoria en la Eurocopa del 76. Ese triunfo tuvo el m¨¦rito de conseguirse ante dos de los equipos m¨¢s, renombrados de la historia: Holanda, con Cruyff, y Alemania, con Beckenbauer. Pero Checoslovaquia, como se denominaba el pa¨ªs antes de la fracturas entre checos y eslovacos, progreso como ahora en Inglaterra. Se meti¨® por todas las rendijas y lleg¨® a la final. Hab¨ªa un aire victimista alrededor del equipo, pero gan¨® la Eurocopa.
M¨¢s que nada Porque llegado el momento decisivo, un jugador se decidi¨®. a protagonizar uno de los instantes m¨¢s comentados de la historia. En el penalti decisivo de la tanda, Panenka anunci¨® a sus compa?eros que le iba a tirar a Maier por encima. Le amenazaron, le suplicaron, no le creyeron, pero all¨¢ fue Panenka con una masita blanda y lenta, mientras Maier, en pleno vuelo, sacaba la mano desesperado para despejar la pelota llena de burla que le pasaba sobre su cuerpo.
Desde entonces, los checos han cumplido un papel irrelevante. Hasta ahora. Su f¨²tbol es criticable en algunos aspectos -siempre est¨¢n tapados en su campo- pero uno por uno tiene jugadores. Nedved, Poborsky, Kuka, Bejbl, el portero Kouba e incluso el joven Smicer, el reci¨¦n casado, disponen de buenas cualidades. Les falta un poco de identidad, pero tras lo visto pueden auparse sobre cualquiera , aunque su ¨²nica derrota se haya producido ante los alemanes. Era el primer partido y hab¨ªa una sensaci¨®n de inferioridad. Lo mejor para los checos ser¨ªa la aparici¨®n de un nuevo Panenka.
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