Religi¨®n en la escuela:, historia de un compromiso
La posibilidad de que la Religi¨®n sea de nuevo una asignatura en el sistema educativo espa?ol ha reabierto una vieja pol¨¦mica. El autor del art¨ªculo defiende la neutralidad total del Estado en materia religiosa.
Somos muchos los ciudadano que defendemos que la escuela no es el lugar propio para la ense?anza de la religi¨®n. Esta soluci¨®n ser¨ªa, obviamente, la m¨¢s respetuosa con la neutralidad del Estado. Es la opci¨®n de pa¨ªses como Francia, el Reino Unido y los EE UU, que no s distinguen precisamente por su falta de respeto a la libertad de los ciudadanos.Pero la historia de Espa?a est¨¢ plagada de conflictos sociales que tienen por causa la la llamada cuesti¨®n religiosa.Y hete aqu¨ª que otra vez tenemosplanteado el problema a cuenta de uno de los aspectos m¨¢s sensibles en la relaci¨®n del Estado con el fen¨®meno religioso: si la religi¨®n debe ense?arse en la escuela y en qu¨¦ condiciones. Es una cuesti¨®n que conviene explicar.
En efecto, nada m¨¢s promulgarse la Constituci¨®n se hicieron p¨²blicos un conjunto de acuerdos con la Santa Sede que sustitu¨ªan al anacr¨®nico Concordato de 1953. Hab¨ªan sido negociados en paralelo y sin esperar a la conclusi¨®n del texto constitucional y, aunque ofrecen puntos cr¨ªticos, fueron apoyados para su ratificaci¨®n en el Congreso por el PSOE, todos salvo el Acuerdo sobre Ense?anza y Asuntos Culturales. Este texto, entre otros m¨¦ritos, prev¨¦ la ense?anza de la religi¨®n cat¨®lica en todos los niveles educativos de todos los centros docentes no universitarios en condiciones equiparables a las dem¨¢s disciplinas fundamentales.
El sistema dise?ado recibe ya una primera concreci¨®n en 1980: aparece una asignatura alternativa, llamada ?tica y Moral, que es obligatoria para quienes no quieran cursar la asignatura de Religi¨®n. Ambas, Religi¨®n y ?tica, son evaluables a todos los efectos. ?sta es la situaci¨®n que encuentra la Logse cuando tiene que enfrentarse con la regulaci¨®n del problema,
Los socialistas pens¨¢bamos que una opci¨®n personal para cursar Religi¨®n no pod¨ªa producir obligaciones de otro signo para quienes no lo deseen. Est¨¢bamos convencidos tambi¨¦n de que los contenidos b¨¢sicos del comportamiento personal y de la convivencia ciudadana, que son los elementos fundamentales de la ¨¦tica, deb¨ªan ser impartidos, en lo que tuvieran de formativa, para todos los estudiantes, y no s¨®lo para aqu¨¦llos que no quisieran estudiar religi¨®n: todos somos ciudadanos.
Por estas razones, hab¨ªa que excluir la existencia de una asignatura alternativa. Por eso en Alemania los alumnos tienen, sin m¨¢s, el derecho de ser declarados exentos; por eso, en Italia se tipifica como inconstitucional una alternativa considerada como obligatoria. Y por estas razones tambi¨¦n, la ¨¦tica pas¨® a constituir un bloque did¨¢ctico en un curso de la educaci¨®n secundaria, en tanto que algunos de sus contenidos se situaron (le manera transversal en los correspondientes lugares del curr¨ªculum.
Era preciso, sin embargo, ubicar a cuesti¨®n con equilibrio. Para evitar que de nuevo surgiera la vieja cuesti¨®n religiosa, se, previ¨® que, durante la clase de Religi¨®n, quienes no hubieran optado por ella estar¨ªan sujetos a una hora de estudio asistido por un profesor. Consecuentemente con la ausencia de una alternativa formal -una asignatura- la Religi¨®n podr¨¢ ser evaluada, pero las calificaciones no ser¨¢n tenidas en cuenta para la selectividad o la obtenci¨®n de becas, sopena de discriminaci¨®n.
Muchos pensaron tambi¨¦n en nuestros compa?eros, que el sistema flaqueaba por la existencia de una alternativa por m¨ªnima que fuera. Es preciso reconocer, sin embargo, que la soluci¨®n no pod¨ªa partir de cero, una vez que en 1980 se hab¨ªa. optado por el sistema ?tica-Religi¨®n. El Gobierno quiso mantener, a pesar de no haberlo apoyado, el. Acuerdo sobre la Ense?anza. De poco sirvi¨®. La iglesia cat¨®lica sostuvo, incluso, la interpretaci¨®n de que el Gobierno no estaba legitimado para regular esta cuesti¨®n de modo unilateral.
El sistema previsto fue finalmente recurrido por determinadas entidades relacionadas con la ense?anza confesional. El Tribunal Supremo emiti¨® sucesivas sentencias entre los meses de enero y julio de 1994.
Y aqu¨ª llega la sorpresa. El Tribunal no dio la raz¨®n a los recurrentes en su intento de volver a la asignatura ?tica. Pero anul¨® determinados supuestos de los decretos que desarrollaban la Logse porque, seg¨²n los magistrados, produc¨ªan discriminaci¨®n. Eso s¨ª, a la inversa de como se ven¨ªa defendiendo por los impulsores de la alternativa. Resultaba ahora que aquellos j¨®venes obligados al estudio asistido porque sus compa?eros quer¨ªan estudiar religi¨®n, se encontraban en mejores condiciones para afrontar las pruebas de las diferentes asignaturas, es decir, estudiaban en tanto que otros. recib¨ªan clase de religi¨®n. Mientras las notas de unos no cuentan para la selectividad, otros pueden mejorar su preparaci¨®n con el estudio de las llamadas "ense?anzas m¨ªnimasDe nuevo se abre el problema, siquiera sea por un camino de dif¨ªcil explicaci¨®n. Despu¨¦s de estudiar la cuesti¨®n, el Gobierno opt¨® por ofrecer todav¨ªa una f¨®rmula de compromiso, pero no se lleg¨® a nada. La postura de la Conferencia Episcopal iba dirigida a crear un ¨¢rea de conocimiento, con dos opciones: una confesional y otra de cultura religiosa, a elegir. Ambas opciones ser¨ªan evaluables. Tambi¨¦n aparece en la discusi¨®n la idea de la falta de competencia del Estado para regular cuestiones sometidas a un pacto internacional, y ello a pesar del dictamen del Consejo de Estado en sentido contrario.
'Esta posici¨®n se consider¨® inaceptable por varios motivos. Entra?aba una vuelta a la alternativa ¨¦tica, con ¨¦se u otro nombre, que supon¨ªa una injustificada lesi¨®n de los derechos individuales; la evaluaci¨®n implicaba vulnerar el principio de igualdad.
Y as¨ª llegamos a la soluci¨®n vigente hoy. La Religi¨®n es asignatura de oferta obligatoria por los centros y voluntaria para los alumnos. No es evaluable cuando de las calificaciones puedan derivarse consecuencias discriminatorias para los dem¨¢s estudiantes. Durante la clase de Religi¨®n, los alumnos que no deseen cursarla asistir¨¢n a actividades de estudio no incluidas en las ense?anzas m¨ªnimas que, naturalmente, no son evaluables.
Miembros de la comunidad educativa y personas del mundo de la cultura han sostenido que no es bueno ni posible entender una civilizaci¨®n sin conocer el componente cultural que el factor religoso significa. Esta es la idea de base que nos impuls¨® a decidir que en dos cursos de la educaci¨®n secundaria la mencionada actividad de estudio versar¨ªa en concreto sobre las manifestaciones escritas, pl¨¢sticas, musicales... del sentimiento religioso que permitan conocer su influencia en la cultura de las distintas ¨¦pocas. La definici¨®n del contenido de estos dos cursos fue encargada a una comisi¨®n de personas independientes de la administraci¨®n educativa, cuya cualificaci¨®n y criterio nadie puede dudar: Gregorio Peces Barba, Miguel Herrero Rodr¨ªguez de Mi?¨®n, Victoria Camps, Olegario Gonz¨¢lez de Cardedal y Pedro Mart¨ªnez Nont¨¢vez.
Parece muy claro que la soluci¨®n en su conjunto es bastante diferente a la caricatura del juego de parch¨ªs con que se ha querido definir el sistema, que todav¨ªa ha sido utilizado por el presidente del Gobierno el pasado jueves, sin caer en la cuenta de que el mismo criterio se aplic¨® en Galicia, que tiene competencia plena en materia educativa.
Excuso decir que todo este planteamiento fue nuevamente recurrido, en esta ocasi¨®n por los propios obispos. Con la llegada al Gobierno del PP, soplan otros vientos. Se ha anunciado que se revisar¨¢ el sistema. Habr¨¢ asignatura alternativa de car¨¢cter obligatorio. Seg¨²n nos van acostumbrando en tantas cosas, primero se dijo que la religi¨®n ser¨ªa evaluable; luego, que el asunto est¨¢ en estudio y habr¨¢ que esperar una decisi¨®n. Ya se ver¨¢.
Sea como fuere, nadie puede negar el esfuerzo de los gobiernos socialistas, a que hace poco alud¨ªa Santos Juli¨¢ desde estas p¨¢ginas, para evitar que la cuesti¨®n religiosa sentara sus reales otra vez en Espa?a.
Pero en pol¨ªtica conviene hacer de la necesidad virtud. Quiz¨¢, a la postre, llegue a plantearse ante el Alto Tribunal la constitucionalidad del Acuerdo sobre ense?anza, por la que algunos apostamos. Si tal pronunciamiento se produjera, ser¨¢ muy dif¨ªcil que los socialistas optemos por otro sistema que no sea aqu¨¦l, limpio de adherencias y exento de artificiosidades, que mejor se corresponde con la neutralidad del Estado en materia religiosa.
?O es que tenemos que ser, en materia de derechos y libertades, diferentes de Francia, Alemania, Estados Unidos, el Reino Unido e Italia?Gustavo Su¨¢rez Pertierra, diputado socialista, ha sido ministro de Defensa y de Educaci¨®n y director de Asuntos Religiosos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.