Una pol¨¦mica, ley de eutanasia entra en vigor en el Territorio "Norte de Australia
Los grupos opositores quieren que el Parlamento Federal la frene por inconstitucional
Al menos 25 personas esperaban ansiosamente en Australia que amaneciera hoy. Confiaban en que ser¨¢ su ¨²ltimo primero de julio. Ya han llenado los formularios para acabar legalmente con su propia vida, sometida a un gran sufrimiento f¨ªsico y mental. Hoy entra en vigor el Tercer Decreto Legislativo sobre Derechos de los Enfermos Terminales o, dicho popularmente, la ley de eutanasia. La eutanasia es ya legal en nueve Estados de EE UU, y en Nueva York los m¨¦dicos pueden ayudar a suicidarse a los pacientes desahuciados; en Holanda est¨¢ despenalizada.
La ley australiana llega tras debates de largos meses, y despu¨¦s de una amplia confrontaci¨®n de razones ¨¦ticas, religiosas, morales y legales en torno al decreto. Los 173.000 habitantes de esta peque?a zona situada al norte del continente australiano se han convertido en el centro de atenci¨®n del mundo desde el 24 de mayo de 1995. Ese d¨ªa, el Parlamento del Territorio Norte aprob¨® la ley de eutanasia voluntaria, por un escaso margen de 13 votos contra 12. Inmediatamente los medios informativos internacionales se empezaron a referir a Darwin, capital del territorio, como la capital de la muerte.Pacientes incurables como John Graham est¨¢n ya preparados en Darwin para hacer uso inmediato de esta ley. Graham, enfermo de c¨¢ncer durante 15 a?os, dijo en una entrevista por radio que, con un poco de suerte, las autoridades le permitir¨ªan morir con dignidad y con as¨ª terminar de una vez por todas con las 22 horas de dolores y miseria que experimenta diariamente. Para Graham, la muerte significa el reencuentro con la paz.
Suicidios
Pero al menos otras dos personas -entre el n¨²mero indeterminado de quienes se han trasladado a Darwin para esperar que la ley entrara en vigor- no pudieron resistir la espera y se quitaron la vida hace dos semanas.[El pol¨ªtico Paul O'Grady, que el pasado enero dimiti¨® de su esca?o parlamentario en el Estado de Nueva Gales del Sur, declar¨® la semana pasada en televisi¨®n que es homosexual y padece sida, por lo que le gustar¨ªa acogerse al derecho a morir.]
La ley ha hecho que en Australia se formen bloques opositores y de apoyo muy bien definidos. Entre las fuerzas opositoras se encuentran, formando una especie de santa alianza, la Asociaci¨®n M¨¦dica de Australia, diversos grupos religiosos, algunos l¨ªderes de comunidades abor¨ªgenes y miembros del Parlamento federal pertenecientes a diferentes partidos pol¨ªticos.
Esta alianza opositora llev¨® el caso ante el Tribunal Supremo del Territorio Norte, bas¨¢ndose en el argumento de que la legislaci¨®n es inv¨¢lida porque viola principios b¨¢sicos de la ley com¨²n y, por ende, tambi¨¦n los fundamentos de la Constituci¨®n. Como ejemplo se?alan el principio que indica que es atribuci¨®n ¨²nicamente del, poder judicial quitarle la vida a una persona. De acuerdo con este razonamiento, la nueva ley har¨ªa que el poder sobre la vida y la muerte pasara del mazo del juez a manos de los doctores. Pero la iniciativa opositora puede ya llegar muy tarde, ya que el Supremo s¨®lo empezar¨¢ las audiencias sobre el caso al mismo tiempo que la ley entra en vigor.
Los opositores est¨¢n, pues, intentando desesperadamente otra v¨ªa: el Parlamento federal, instituci¨®n que posee el poder de anular decretos parlamentarios come, el del Territorio Norte. Un diputado del Partido Liberal -en el poder-, Kevin Andrews, est¨¢ preparando un proyecto en ese sentido.
El primer ministro de Australia y l¨ªder del Partido Liberal, John Howard, ha declarado que aunque ¨¦l se opone personalmente a la ley, su Gobierno no, tomar¨¢ ninguna medida para intervenir en las decisiones emanadas de una instituci¨®n democr¨¢tica como el Parlamento del Territorio Norte. 'Sin embargo, Howard agreg¨® que de presentar Andrews su proyecto de ley en el Parlamento federal, ¨¦l permitir¨ªa que los miembros de su partido votar¨¢n seg¨²n su conciencia. El l¨ªder de la oposici¨®n federal, Kim Beazley, adopt¨® la misma estrategia que su rival pol¨ªtico.
La poblaci¨®n abor¨ªgen, el 25% de los habitantes del Territorio Norte, est¨¢ fuertemente dividida sobre el tema. El suicidio es un acto que no tiene cabida en la cultura nativa. Desde que se inici¨® el debate, se han incrementado los informes sobre abor¨ªgenes que no quieren acudir a los hospitales por miedo de que les sea administrada, sin su permiso, alguna sustancia t¨®xica que termine con sus vidas. La historia apoya esos temores: no han pasado ni 40 a?os desde que fueron aceptados como ciudadanos australianos y apenas ahora est¨¢n logrando avances modestos sobre sus derechos ancestrales a la tierra.
Entre los grupos que apoyan la ley, se encuentra el presidente del Consejo de Ministros del Gobierno del Territorio Norte, Shane Stone, quien ha dejado claro que no permitir¨¢ que la federaci¨®n se inmiscuya en asuntos que s¨®lo competen a su Administraci¨®n. Stone sabe que su campo de maniobra pol¨ªtica es limitado, y tiene como objetivo lograr que el Territorio Norte alcance la categor¨ªa de Estado -ser¨ªa el s¨¦ptimo de Australia- en el a?o 2001.
Para lograrlo, Stone necesita toda la cooperaci¨®n pol¨ªtica que pueda obtener de un Parlamento Federal que actualmente est¨¢ gobernado por las fuerzas que se oponen a esta ley. Del lado de Stone se encuentran varios grupos proeutanasia, los pacientes desahuciados y un gran n¨²mero de doctores en todo el pa¨ªs
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