Ciudad reformista, campo conservador
La segunda vuelta presidencial confirma que el yeltsinismo sigue sin echar ra¨ªces en las zonas rurales
Las tres provincias m¨¢s importantes de Rusia por su potencial industrial son las que dieron al presidente Bor¨ªs Yeltsin los diez millones de votos con los que aventaj¨® a su rival, el l¨ªder comunista Guennadi Ziug¨¢nov. Esto confirma que el yeltsinismo tiene su base donde la reforma est¨¢ m¨¢s arraigada, es mayor la adaptaci¨®n a las nuevas condiciones econ¨®micas y de vida y la gente siente que tiene m¨¢s perspectivas, ¨¢reas todas ellas distintas al campo y a las zonas industriales deprimidas.Yeltsin obtuvo en las elecciones del mi¨¦rcoles 38,9 millones de votos, seg¨²n los resultados provicionales basados en el recuento del 97% del total de los sufragios, contra 29,3 millones de votos para Ziug¨¢nov. Esto da una diferencia de 9,6 millones de sufragios. Ahora bien, la ciudad de Mosc¨² con su provincia, la de San Petersburgo con la provincia de Leningrado, y Yekaterimburgo con SverdIovsk dieron al presidente ruso 9,9 millones de votos, es decir, determinaron su victoria.
Esta constataci¨®n puede llevar a conclusiones parad¨®jicas. Por una parte, se puede interpretar como un triunfo de la reforma y como contraargumento de quienes dicen que tal reforma ha conducido al resurgimiento del comunismo en Rusia, ya que muestra que all¨ª donde ha sido aplicada a fondo, donde los cambios han sido realmente significativos, la izquierda pierde posiciones y queda en franca minor¨ªa. Por otra, muestra la debilidad del curso reformista de Bor¨ªs Yelsin, puesto que confirma que la reforma pr¨¢cticamente no ha comenzado en el campo y que est¨¢ muy poco arraigada en las peque?as ciudades.
Esto explica la ya conocida divisi¨®n del electorado ruso: el campo y la peque?a ciudad a?oran el pasado, la ¨¦poca en que se sent¨ªan seguros por su trabajo y por su futuro. Para ellos, la era yeltsinista est¨¢ pre?ada de inc¨®gnitas y de amenazas, temen por su futuro y por eso prefieren a Ziug¨¢nov.
Mucho se discut¨ªa antes de la segunda vuelta sobre qu¨¦ pasar¨ªa con los votos obtenidos por Alexandr L¨¦bed, el nuevo secretario del Consejo de Seguridad de Rusia. Los analistas no eran un¨¢nimes en sus apreciaciones y no estaban seguros de que su electorado fuera a apoyar al presidente. Un primer an¨¢lisis muestra que Yeltsin tuvo toda la raz¨®n al invitar a L¨¦bed al Kremlin y convertirle en aliado, ya que la mayor¨ªa de sus votantes le hicieron caso y votaron al presidente.
En las 12 provincias donde L¨¦bed obtuvo en la primera vuelta m¨¢s del 20% de los votos, Yeltsin, mejor¨® en la segunda m¨¢s de 20 puntos. Por supuesto que no todo el aumento del presidente se debe a los partidarios de L¨¦bed, pero s¨ª la gran mayor¨ªa. Por ejemplo, en Yaroslavl, donde el general tuvo el 16 de junio el 31,38%,, Yeltsin aument¨® en 27 puntos. En Tula, otro basti¨®n de L¨¦bed -24,4% en la primera vuelta, por ser la provincia donde comand¨® las tropas de paracaidistas-, el presidente mejor¨® el mi¨¦rcoles en casi 22 puntos.
Por ¨²ltimo, hay que constatar que Rusia se convierte en un pa¨ªs pol¨ªticamente predecible, donde determinadas regiones tienen preferencias estables y donde, por lo tanto, es f¨¢cil pronosticar cu¨¢l ser¨¢ el resultado de las elecciones regionales (gobernadores y Parlamentos provinciales) a celebrar de aqu¨ª a diciembre. Como ya se vio tras la primera vuelta y se confirma ahora, el norte del pa¨ªs, en general, es prorreformista, mientras que el sur es izquierdista. Esta misma divisi¨®n se da entre el Este, con zonas orientadas a la exportaci¨®n, y las deprimidas zonas industriales del Oeste.
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