La ense?anza de la religi¨®n
El anuncio del Ministerio de Educaci¨®n de dar de nuevo valor acad¨¦mico a la ense?anza de la religi¨®n no es sorprendente, de hecho es algo que se ve¨ªa venir desde antes de que el PP llegara al Ejecutivo, y no han tardado mucho en plasmar sus preferencias. Su excusa, el art¨ªculo 27.3. de la Constituci¨®n y la "fuerte" demanda de una sociedad mayoritariamente cat¨®lica.Sin embargo, ni una cosa ni otra sirven realmente para justificar dicha decisi¨®n. Los miembros del PP en el Gobierno son, seg¨²n el art¨ªculo 16.3, representantes de un Estado aconfesional y, por tanto, cuando act¨²an como gobernantes deben atenerse a este principio. El art¨ªculo 27.3 s¨®lo establece que los padres tienen derecho a que sus hijos reciban formaci¨®n religiosa seg¨²n sus creencias (algo que ya existe, puesto que quien lo desea recibe dicha formaci¨®n, al menos en lo que a los cat¨®licos se refiere), pero lo que esto no implica es que, dentro de un plan de ense?anza p¨²blica, dise?ada desde un Gobierno que como tal no puede mantener una l¨ªnea confesional, se le d¨¦ valor acad¨¦mico. Este hecho s¨ª que ser¨ªa realmente grave, puesto que, al introducir la religi¨®n como un elemento m¨¢s de la valoraci¨®n acad¨¦mica, obliga a aquellos que no opten por ella a tener otra asignatura, tambi¨¦n valorable y que, de otra manera, no tendr¨ªan que recibir.
La aconfesionalidad en la ense?anza p¨²blica, como reflejo de ese art¨ªculo 16.3, est¨¢ garantizada por la no valoraci¨®n de la religi¨®n en el expediente acad¨¦mico de cualquier estudiante espa?ol, y el deber de un Gobierno debe ser mantener esa neutralidad, independientemente de sus creencias religiosas a nivel individual o de partido (a un Gobierno de signo laicista le obligar¨ªa el art¨ªculo 27.3); lo contrario es ceder a los intereses de una instituci¨®n como la Iglesia cat¨®lica, que, siendo muy comprensibles y respetables, suele hablar en nombre de todos y gusta de interferir en lo que es del C¨¦sar recordando, tal vez, tiempos pasados en que los fines de ¨¦sta dif¨ªcilmente se distingu¨ªan de los del Estado. .
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