Teor¨ªa de la 'p¨¢jara'
La vida est¨¢ llena de p¨¢jaras. Los seres corrientes tenemos p¨¢jaras corrientes. A mi la p¨¢jara suele darme sentado, y no precisamente en un sill¨ªn de bicicleta sino en silla ri?onera de oficina, sin haber gastado una sola calor¨ªa, sin haber quemado siquiera el terr¨®n de az¨²car del caf¨¦. A veces la p¨¢jara dura d¨ªas y la sobrellevas como una boina de espinos, como un reuma del alma. Cuando escribes con p¨¢jara, dejas que los dedos tecleen tonter¨ªas por su cuenta. La ¨²ltima orden que recibieron fue esa, la de escribir, y los dedos pedalean trabajosamente por inercia. Mientras dura el Tour, la p¨¢jara an¨ªmica desaparece como exorcizada por un conjuro. Creo que la cabeza piensa, con raz¨®n, que no tiene derecho a la pereza ni al capricho despu¨¦s de ver resucitar a un ciclista en el calvario de los Alpes con el elixir de unas horas de sue?o. La visi¨®n del Tour deber¨ªa ser obligatoria para los ni?os pijos.-
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