Felipe II
Indur¨¢in no hay por qu¨¦ dejar de sonre¨ªr; ¨¦sa sonrisa tuya que ser¨ªa dionis¨ªaca de no ser blanca, pero que es dionis¨ªaca pese a quien pese... esa sonrisa tuya es la gloria intocable de una tierra, de un cielo y de una familia: tu mujer y tu hijo. Tranquilo, Indur¨¢in. Hoy me ha dicho una arquitecta catalana y universal que se llama Carmen Pin¨®s que t¨² eres la definici¨®n de la arquitectura; yo digo que tu sonrisa alimenta la belleza del arte y da de comer a los pobres y a los ricos. Calma Indur¨¢in; acu¨¦rdate de Felipe II: "Yo no he enviado mi armada contra los elementos" (lo de la Armada Invencible, ?te acuerdas?); pues te lo digo yo y te lo dicen centenares de millones de espa?oles vivos y muertos, y m¨¢s millones a¨²n de hombres, mujeres y ni?os del mundo que saben so?ar s¨®lo vi¨¦ndote. No pasa nada, Indur¨¢in: t¨² no tienes nada que ver con la nieve ni con el fr¨ªo ni con el agua de borrajas. Peor para ellos. Yo y quien me conduce a 200 kil¨®metros a la hora en este mismo instante, Telmo, te saludamos, ?oh Indur¨¢in!-
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