El estado de las cosas
No llovi¨® seg¨²n las previsiones, y la coreograf¨ªa favorita de todos -profesi¨®n y p¨²blico llano incluidos-, sin duda la mejor y m¨¢s construida, se qued¨® en segundo puesto: Najarro y San Andr¨¦s, adem¨¢s de ser los m¨¢s cuidadosos en cuanto a presentaci¨®n, trajes (exquisita la sobriedad de los dise?os de Arroyo) y luces, armaron un s¨®lido recital de buena danza actual, coordinada con virtuosismo y entendiendo la m¨²sica hasta su m¨¢s rica explotaci¨®n. El primer lugar recal¨® en un trabajo s¨®rdido entre el anuncio de champ¨² y la parafernalia tecno, que para nada tiene el esp¨ªritu de otros trabajos de Baeza, siempre extremado en sus planteamientos, y, aqu¨ª cediendo a un f¨¢cil efectismo.El tercer lugar tampoco satisfizo, pues Ricardo Franco hizo un d¨²o asentado s¨®lo en la exhibici¨®n de dos j¨®venes con talento, pero ya con vicios de escena, pocos brazos y un deseo: de imponerse por el taconazo y el giro (por dem¨¢s, defectuoso desde su arranque). El talento est¨¢ para pulirlo y limpiarlo, no para alimentar sus partes oscuras, que las tiene. De inter¨¦s los trajes dise?ados por Fernando Navajas para Alfonso Losa y Juan Carlos del Pozo, que ganaron un premio al mejor int¨¦rprete.
V Certamen de Danza Espa?ola
Was Ras: Montse S¨¢nchez y Ram¨®n Baeza / Jos¨¦ A. Guti¨¦rrez; Movimientos reversos: Diana San Andr¨¦s y Antonio Najarro / Javier Paxari?o; Afloj¨¢ por buler¨ªas: Ricardo Franco / Francisco Cruz; Campos de sol y luna: Manuel Segovia / Juan A. Arteche. Teatro Alb¨¦niz, Madrid. 14 de julio.
De noble inspiraci¨®n puede calificarse el trabajo de Manuel Segovia, donde con sentido del espacio recogi¨® elementos folcl¨®ricos, desde pasos ibicencos y gallegos hasta de jotas del alto Arag¨®n; con todo ello y unos trajes que recreaban y mezclaban elementos salmantinos, castellanos y navarros, el creador hizo una, pieza de alta inventiva en estricto sentido cor¨¦utico.
Aguas revueltas
La nueva coreograf¨ªa espa?ola no atraviesa un momento feliz. El certamen navega en esas aguas revueltas que se notaron en el desaf¨ªo del p¨²blico para con el jurado y en la salida de tono y agria respuesta de su presidente, el core¨®grafo argentino Jos¨¦ Granero, que desafi¨® al auditorio a que subiera alguien a escena si era capaz de hacerlo mejor que ¨¦l, todo por un error de lectura.Ha sido el a?o de las cajas ac¨²sticas, percutidas la mayor¨ªa de las veces con m¨¢s rabia que ritmo; y tambi¨¦n de una tendencia geometrizante, de cuadratura excesiva, que en nada emparenta con el eje motor de la danza espa?ola de conjunto.
Es para el baile espa?ol tiempo de fusiones y de especulaci¨®n, de culto al tac¨®n por el tac¨®n, y as¨ª, el estado de las cosas deja un cierto vac¨ªo, abre de nuevo la pregunta de anta?o que reafirma la tesis sobre la densidad cultural y el aparato formal que deben manejar un core¨®grafo o un aspirante a tal denominaci¨®n. Coreografiar es algo m¨¢s que unir voluntariosamente unos pasos.
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