"?S¨®lo para negros?, ?pero qu¨¦ dices!
"Pero, ?qu¨¦ os pasa? ?no os gustan nuestras habitaciones?". El voluntario, ol¨ªmpico negro, alto, fuerte, camin¨® contoneando sus caderas con aire de suficiencia cuando fue a mostrar los dormitorios. Otro, con cara de buen estudiante aplicado, con gafas, casi ni levant¨® la vista de la mesa sin cesar de rellenar impresos. El colegio de Morehouse, donde estudiaron Martin Luther King o el campe¨®n ol¨ªmpico Edwin Moses, est¨¢ enclavado en pleno centro de Atlanta. El barrio, considerado como uno de los m¨¢s peligrosos de la ciudad, no tiene ni nombre. "Le solemos llamar el West End. Llevo 10 a?os aqu¨ª y jam¨¢s he puesto los pies. Se matan entre ellos". El t¨¦cnico espa?ol empez¨® a ponerse l¨ªvido cuando escuch¨® el comentario de un voluntario paname?o. No se ve en la zona a un blanco ni por casualidad. 60 integrantes de la expedici¨®n espa?ola, entre entrenadores, t¨¦cnicos, masajistas y acompa?antes, han sido destinados a estos colegios. Son el Clark Atlantac, el Morris Brown o este Morehouse College, un austero colegio mayor donde s¨®lo recibe clases la poblaci¨®n negra. El consejo recibido por la polic¨ªa es evitar los paseos nocturnos.
"?S¨®lo para negros?, ?pero qu¨¦ dices! Esto es para todo el mundo. Aqu¨ª pueden tambi¨¦n venir los blancos". El c¨ªnico vacileo del voluntario fue en aumento. Atlanta parece una ciudad partida en dos: no s¨®lo por el inmenso cintur¨®n de 14 carriles que separa el mismo centro de la ciudad, sino porque blancos y negros viven en mundos distintos.
No ha hecho la menor gracia a la delegaci¨®n espa?ola tener que instalarse en este barrio. De todas formas, los dormitorios son infinitamente m¨¢s amplios que en la Villa Ol¨ªmpica.
De momento, ha habido deserciones. Los integrantes del equipo ol¨ªmpico espa?ol de h¨ªpica, de los primeros en llegar a Atlanta, han preferido buscar hotel.
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