El siniestro reabre el debate sobre la seguridad en los aeropuertos
, El debate sobre los sistemas de seguridad en los aeropuertos de Estados Unidos ha adquirido nuevas fuerzas, sea cual sea la causa definitiva de la explosi¨®n que el pasado jueves hizo que el Boeing 747 de TWA se desplomara sobre el Atl¨¢ntico con 230 personas a bordo. La cuesti¨®n reside ahora en verificar si las medidas de seguridad que se prometieron en EE UU tras el desastre de la Pan Am en Lockerbie (Escocia), en 1988, est¨¢n o no implementadas. La opini¨®n p¨²blica norteamericana no entiende por qu¨¦ el Congreso y la Administraci¨®n Federal de Aviaci¨®n (FAA) han vacilado tanto en la instalaci¨®n de nuevos esc¨¢neres de alta tecnolog¨ªa en los aeropuertos de EE UU.La raz¨®n fundamental es el coste de estos aparatos, capaces de detectar explosivos pl¨¢sticos que no se ven en aparatos normales de rayos X. Fabricados por la compa?¨ªa Invision Technologies con el nombre de CTX5000, su precio asciende a un mill¨®n de d¨®lares por unidad (unos 130 millones de pesetas). The New York Times estima que instalar uno de estos detectores en los 75 aeropuertos con mayor tr¨¢fico en EE UU supondr¨ªa un coste de entre 400 y 2.200 millones de d¨®lares. En EE UU, el CTX5000 s¨®lo est¨¢ instalado en el aeropuerto de San Francisco y en la terminal de la aerol¨ªnea Delta en Atlanta, donde hay dos unidades en previsi¨®n de la seguridad de los Juegos Ol¨ªmpicos.
Explosivos l¨ªquidos
Los detectores de rayos X, que se empezaron a usar en los setenta, advierten s¨®lo la silueta de objetos met¨¢licos. En el caso de explosivos l¨ªquidos, la dificultad es a¨²n mayor. Un senador del Comit¨¦ de Comercio del Congreso norteamericano, Larry Pressler, dijo que "actualmente no hay manera de evitar que una persona suba a un avi¨®n con explosivos l¨ªquidos". Otros expertos en seguridad a¨¦rea afirman ahora en los medios de comunicaci¨®n que casi se puede subir cualquier artefacto en un avi¨®n si est¨¢ bien escondido. Adem¨¢s, la presencia de alta tecnolog¨ªa no elimina siempre el riesgo.
En la terminal internacional de TWA en el aeropuerto Kennedy, de donde sali¨® el vuelo siniestrado el mi¨¦rcoles, hay que quitarse hasta el cintur¨®n al pasar por el detector de metales. Pero, por ejemplo, en las puertas de embarque de la terminal internacional de ese mismo aeropuerto a veces se organizan tales atascos de gente que ni siquiera se cachea ni se interroga a los viajeros que han activado la alarma al pasar bajo el detector.
Mary Schiavo, que fue inspectora general del Departamento de Transporte, explic¨® a un diario de Nueva York c¨®mo durante su mandato organizaba equipos de inc¨®gnito para penetrar en los aeropuertos, y que en un 40% de estos experimentos lograban su objetivo de ir andando por la pista de aterrizaje hasta los aviones o transportar objetos met¨¢licos sospechosos sin llamar la atenci¨®n de nadie.
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