Sarajevo, una explosi¨®n de vitalidad
El territorio de los musulmanes y croatas de Bosnia, tras la divisi¨®n del pa¨ªs en dos mitades, retiene pr¨¢cticamente todas las ciudades dignas de este nombre (Tuzla, Zenica, Sarajevo, Mostar, a excepci¨®n de Banja Luka), la mayor¨ªa de la poblaci¨®n y la infraestructura industrial y energ¨¦tica m¨¢s aprovechable y din¨¢mica.La Rep¨²blica Srpska es basicamente un espacio medio virgen y semidespoblado, y el car¨¢cter de sus gentes, poco m¨¢s de medio mill¨®n de habitantes para casi 25.000 kil¨®metros cuadrados, concuerda con el medio. Pasear al anochecer por la calle principal de uno de sus pueblos de diez o quince mil almas -Bratunac o Pale- retrotrae a los h¨¢bitos y la imaginer¨ªa espa?ola de los a?os cincuenta.
Pero en ninguna parte es m¨¢s acusada la gran diferencia entre las dos Bosnias que en Sarajevo. La semidestruida y unificada capital conoce una explosi¨®n de vitalidad como s¨®lo es concebible en un lugar donde sus habitantes han permanecido escondidos durante m¨¢s de tres a?os. El estallido se manifiesta en los centenares de nuevos establecimientos y chiringuitos de esparcimiento en las multitudes que hacen dif¨ªcil el tr¨¢nsito por la zona antigua o en la cancer¨ªgena multiplicaci¨®n de autom¨®viles.
En el Sarajevo de este julio los embotellamientos comienzan a ser moneda corriente en las zonas c¨¦ntricas. Aparcar es una entelequia. Para subirse a un tranv¨ªa hay que estar dispuesto a todo.
La gente de veinte a?os, con actitudes e indumentarias como en cualquier otro lugar adonde lleguen la televisi¨®n global y las series norteamericanas, se ha hecho la due?a de las calles y de las terrazas que una tras otra se alinean en espacios inveros¨ªmiles.
Hasta las once de la noche, en que se mantiene un misterioso toque de queda, rige entre los vecinos de la ciudad una' especie de competici¨®n para ver qui¨¦n es capaz de permanecer m¨¢s tiempo fuera de casa.
Los hoteles han casi duplicado sus precios y se admiten reservas con meses. Hay restaurantes de pescado fresco. Los soldados estadounidenses y asimilados ocupan toda cama disponible en la capital. Cede la presencia de las indumentarias tradicionales musulmanas, muy visibles entre las mujeres hasta hace pocos meses. Ahora ya no es necesario aparentar para recibir m¨¢s ayuda humanitaria de Ir¨¢n o Arabia Saud¨ª.
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