El '98'
Ya est¨¢n en marcha los preparativos para el centenario del 98. Es muy reconfortante ver el celo con que Espa?a conmemora sus desastres. Tenemos una vanguardia de pompas f¨²nebres muy vitalista. Una muy activa industria de debacles y agon¨ªas. La triste historia es, en verdad, una fuente inagotable y cuesta mirar el calendario sin un bord¨®n de luto. Como no hay mal que por bien no venga, es buena idea ¨¦sta de explotar las lastimosas efem¨¦rides como uno de los "yacimientos catastr¨®ficos" de los que habla Baudrillad, al igual que la semana de la pasi¨®n de Cristo ha derivado en un pr¨®spero negocio para la hosteler¨ªa."Ustedes, siempre de fiesta", dir¨¢ el envidioso amigo extranjero cuando nos vea de gala en el 98. "?Se puede saber qu¨¦ celebran ahora con tanto entusiasmo?". Y entonces le diremos con altivez: "Pues festejamos uno de los a?os en que nos fuimos al carajo". Y brindaremos juntos por el desastre del 98.
Se dir¨¢ que no, que ¨¦sta es una visi¨®n fatalista. El 98 fue tambi¨¦n el a?o en que se manifest¨® una generaci¨®n consciente de que Espa?a no era imperio, ni siquiera una, grande y libre, sino muchas, peque?a y m¨¢s atada que el nudo de la corbata de Carrascal. Pero nada de eso. La Generaci¨®n. del 98 eran unos rompehuevos en medio del naufragio, como lo fueron los del 28 en el chiquero de Primo de Rivera o los del Grupo de los 50 en la jaula de Franco. Me temo que la conmemoraci¨®n del centenario de 1898 es una coherente disculpa para celebrar el 1998. Detecto cantidad de signos para que la fiesta se haga "en positivo". Emerge una nueva generaci¨®n. El cineasta Chiquito de la Calzada. El cantautor Jesul¨ªn de Ubrique. El l¨ªrico Ca?ita Brava. El historiador ?lvaro Baeza. Una bicoca.
Atenci¨®n. El Maine va a estallar por segunda vez en forma de un monumental eructo de satisfacci¨®n.
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