Jonathan Edwards, el canguro ingl¨¦s
Jonathan Edwards, el canguro ingl¨¦s, ha llegado a los Juegos Ol¨ªmpicos de Atlanta con un papel protagonista. Nadie lo hubiera dicho hace dos a?os, cuando este triplista veterano era m¨¢s conocido por sus renuncias a participar en cualquier competici¨®n que se disputara en domingo. Se lo prohib¨ªan sus convicciones religiosas. Ahora dice que el mejor tributo que puede hacer a Dios es ofrecer lo mejor que tiene: sus cualidades f¨ªsicas. Podr¨ªa pensarse en un ventajista, pero no.Edwards es quiz¨¢ la persona m¨¢s sensible, agradable y bondadosa del circuito atl¨¦tico. "Es tan bueno que nunca podr¨ªa haber sido velocista", ha dicho la atleta estadounidense Gwen Torrence.
Por primera vez en su vida, Edwards acude bajo presi¨®n a un gran momento. El pasado a?o rompi¨® todas las barreras imaginables en el triple salto, con varias marcas por encima de los 18 metros, una barrera que nadie hab¨ªa sopresado en condiciones reglamentarias.
Lo m¨¢s sorprendente era que Edwards ten¨ªa 29 a?os y dispon¨ªa de un f¨ªsico normal¨ªsimo. Blanco -mejor, p¨¢lido-, 1,79 de altura, no especialmente r¨¢pido -su mejor marca la ha conseguido este a?o con 10,40-, sin grandes resultados anteriores, aunque fuera un saltador respetado.
La transformaci¨®n se produjo cuando Edwars abandon¨® su trabajo en un hospital de Newcastle para dedicarse permanentemente al atletismo. Adem¨¢s decidi¨® profundizar en el estudio del triple salto. Se traslad¨® durante unos meses a vivir en California, se entren¨® bajo la supervisi¨®n de Frank Noble y cuando regres¨® a Europa era el mejor saltador del mundo.
Lo mejor es no saltar
Edwards aprendi¨® de todos sus rivales, especialmente del estadounidense Mike Conley, pero sobre todo adivin¨® que lo mejor en el triple salto es no saltar. En realidad, Edwards hace en la prueba una extensi¨®n de la carrera. Su tres con tactos con el suelo son el¨¦ctricos. No salta sobre el suelo. Aprovecha la velocidad. El efecto que se traduce es el de un atleta que se desliza entre el suelo y el aire.
El canguro ingl¨¦s, que ha sufrido dos lesiones esta temporada, es el favorito por t¨¦cnica y resultados, pero le queda derrotar al peor enemigo: la presi¨®n en una final ol¨ªmpica, una experiencia que desconoce. Enfrente tendr¨¢ al estadounidense Conley, experto competidor y magn¨ªfico saltador, al cubano Quesada y al enigm¨¢tico Kenny Harrison.
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