Un toro mata al peon Curro Valencia
Un ejemplar de la corrida de la Feria de Julio le infiri¨® una cornada en el hemit¨®rax
El cuarto toro de la corrida de la Feria de Julio celebrada ayer en Valencia mat¨® al pe¨®n Jos¨¦ G¨¢zquez, Curro Valencia, cuando acababa de intentar banderillarlo. El pe¨®n fall¨® el par en la reuni¨®n, cay¨® a consecuencia de su propio impulso, y el toro le tir¨® m¨²ltiples derrotes, uno de ellos profundo en el hemit¨®rax, a nivel de la axila, mortal de necesidad. Todas las cuadrillas acudieron al quite y trasladaron al torero a la enfermer¨ªa, a cuya entrada dej¨® un impresionante reguero de sangre. Pocos minutos despu¨¦s, cuando el diestro Juan Carlos Vera estoque¨® al toro, se dio a conocer al p¨²blico el fatal desenlace.
La extrema gravedad del percance hab¨ªa trascendido a los tendidos y en realidad no hubo necesidad de que nadie dijera nada. Durante la lidia toda la atenci¨®n se centraba en los movimientos de los accesos a la enfermer¨ªa, de donde se vio salir llorando a dos banderilleros.Nada m¨¢s doblar el toro se produjo en la plaza un silencio total. Fue impresionante. El gent¨ªo estaba pendiente del palco, por si se confirmaba la impresi¨®n de que el percance hab¨ªa sido mortal y, efectivamente, apenas, unos minutos despu¨¦s se levant¨® el presidente e hizo un sobrio adem¨¢n dando a entender que la funci¨®n hab¨ªa terminado.
El p¨²blico prorrumpi¨® en una ovaci¨®n cerrada, a manera de homenaje al infortunado torero, y varias mujeres lanzaron al redondel los ramos de flores que hab¨ªan llevado a la plaza para obsequiar a los diestros triunfadores. Se oyeron tambi¨¦n algunas voces descalificadoras de las tres figuras anunciadas para esta corrida, que se quitaron del cartel al saber que cuatro de los toros previstos hab¨ªan sido rechazados por los veterinarios.
La corrida. empez¨® con un ambiente de gran tensi¨®n a causa de esta actitud de las tres figuras -Manzanares, Enrique Ponce y Vicente Barreira- que provoc¨® verdadero esc¨¢ndalo entre los aficionados. Muchos espectadores devolvieron sus localidades pero, a pesar de todo, la plaza registr¨® una excelente entrada. Los tres espadas valencianos sustitutos -Juan Carlos Vera, V¨ªctor Manuel Bl¨¢zquez y Javier Rodr¨ªguuez- fueron recibidos con una ovaci¨®n de gala. Terminado el pase¨ªllo se guard¨® un minuto de silencio en memoria del fallecido ganadero Eduardo Miura, y despu¨¦s se reprodujeron los aplausos a los toreros.
Los toros, asimismo sustitutos, pertenec¨ªan a la ganader¨ªa de Carlos N¨²?ez y ten¨ªan trap¨ªo, aunque no se trataba de unas reses con apariencia excesivamente voluminosa y agresiva. Sali¨® en tercer lugar uno de los dos toros de la ganader¨ªa anunciada de Gim¨¦nez Indarte e indign¨® a los aficionados, pues se trataba de un animal impresentable, lo que hac¨ªa preguntarse c¨®mo ser¨ªan los. rechazados. Este toro se devolvi¨® al corral y le sustituy¨® otro de Carlos N¨²?ez.
Corrida con problemas
La corrida transcurr¨ªa con problem¨¢s en algunos pasajes y siempre interesant¨ªsima. Curro Valencia, que ejerc¨ªa de pe¨®n de confianza de Juan Carlos Vera, breg¨® valiente y eficaz al toro que abri¨® plaza y pas¨® aprietos para ponerlo en suerte durante el tercio de banderillas pues desarrollaba sentido. Juan Carlos Vera mulete¨® valeroso al toro y fue ovacionado.
V¨ªctor Manuel Bl¨¢zquez estuvo torer¨ªsimo con el segundo y lanceando a la ver¨®nica y por chicuelinas dio un verdadero recital. Banderille¨® decidido y su faena de muleta, valerosa y honda para sacar partido al toro querencioso y reserv¨®n, se premi¨® con una oreja. El sobrero de N¨²?ez, que hizo tercero, prendi¨® de forma dram¨¢tica a Javier Rodriguez, aunque sin consecuencias, y el torero continu¨® pundoroso su faena.
El cuarto, segundo de los rescatados de Gim¨¦nez Indarte, cay¨® varias veces durante el tercio de varas. Llegado el de banderillas Curro Valencia hizo la reuni¨®n, fall¨® al clavar y cay¨® al suelo por el propio impulso. El toro se arranc¨® entonces y le consa?a, Los hachazos iban a todas partes, uno se hundi¨® por la parte de la axila y, en los que
tir¨® a las piernas, levant¨® y volte¨® al torero como un pelele. Cuando, finalmente, uno de los capotes consigui¨® llevarse lejos al toro, Curro Valencia yac¨ªa inerte Y todo el mundo tuvo la sensaci¨®n de que hab¨ªa muerto.
Las figuras dieron la espantada.
, La actitud de Manzanares, Enrique Ponce y Vicente Barrera, anunciados para la 10? corrida de la Feria de Valencia que luego resultar¨ªa tr¨¢gica- caus¨® aut¨¦ntica indignaci¨®n en el p¨²blico. Simplemente porque la autoridad y los veterinarios rechazaron cuatro de los toros previstos, dieron la espantada y decidieron no torear. Por el escaso fuste que sacaron los dos aprobados, los aficionados pudieron deducir que los rechazados deb¨ªan de ser aut¨¦nticamente impresentables.
Los toros sustitutos tampoco resultaron grandes; simplemente ten¨ªan trap¨ªo. Y para lidiarlos. hubo que recurrir a tres modestos toreros valencianos, quienes asumieron el compromiso y lo resolvieron con enorme valor, dignidad y verg¨¹enza torera, durante el tiempo que dur¨® la corrida, concluida cuando se produjo el fallecimiento del infortunado Curro Valencia.Las tres figuras de la espantada, que han gozado de unas prerrogativas en Valencia como jam¨¢s conoci¨® ning¨²n otro torero de la tierra; a quienes se ha dado siempre toda clase de facilidades, inclu¨ªda la condescendencia en la elecci¨®n de un ganado que sol¨ªa estar al l¨ªmite o por debajo de lo que autoriza el reglamento; aclamados con motivo y a¨²n sin ¨¦l, correspondieron a esta generosidad con un menosprecio incalificable.Daba aut¨¦ntico bochorno y pena ver a ese p¨²blico ilusionado y entusiasta, perplejo por la inexplicable deserci¨®n, de la que tuvo conocimiento cuando llegaba. a la plaza. Muchos espectadores optaron por guardar largas colas para que les devolvieran el importe de los boletos, pero la mayor¨ªa ocup¨® su localidad -hasta llenar m¨¢s de las tres cuartas partes del grader¨ªo-y premi¨® a los toreros actuantes con una emocionada ovaci¨®n, que era extensible a la autoridad y a los veterinarios por su rigor y su firmeza ante las presiones de los taurinos.
La prepotencia de Manzanares, Ponce y Barrera no conoce l¨ªmites, al parecer. Una prepotencia que pretende situarles, sin ning¨²n derecho, por encima de los empresarios del coso, de la Diputaci¨®n valenciana, de la autoridad competente, de los facultativos, de los aficionados a la fiesta y hasta de sus propios partidarios.
Babelia
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