"El parque est¨¢ cerrado, vuelva ma?ana"
David Ducdan, de 22 a?os, baja hacia abajo el dedo pulgar en se?al de derrota. "Hoy es un mal d¨ªa", se lamenta. Dice que no vender¨¢ muchas camisetas de recuerdo de Atlanta. El joven, de Maryland, tiene su parada en la esquina entre las calles Sprint y Baker, muy pr¨®xima al Cenntenial Olimpic Park, que continuaba ayer cerrado a cal y canto desde que una bomba de fabricaci¨®n casera explotara en la madrugada del s¨¢bado. "?Yo que s¨¦ qu¨¦ est¨¢n haciendo!", se queja David. "Imagino que buscar m¨¢s pruebas. Pero para nosotros esto es un desastre porque perdemos las ventas del mejor fin de semana de los Juegos".El FBI decidi¨® ayer prolongar el precinto del parque hasta ma?ana por la ma?ana (15.00 en Espa?a). Solo una remota posibilidad con templaba abrirlo en la noche de ayer. David ignoraba qu¨¦ hac¨ªan los polic¨ªas, pero aparentemente no hab¨ªan hecho mucho. Un simple vistazo desde las ventanas de un tercer piso, en el comedor del centro de prensa, revel¨® que el parque segu¨ªa exactamente igual que cuando estall¨® el artefacto. Las sillas de las terrazas, adornadas con mu?ecos de cart¨®n piedra de Elvis o Marylin, continuaban igual de ca¨ªdas, el suelo igual de sucio y las lonas de la torre de sonido igual de rotas. Muchos agentes dando vueltas a pie y en coche se supone que buscando las huellas del hombre blanco que coloc¨® el artilugio. No es f¨¢cil imaginar en Espa?a que un atentado cause el cierre de un ¨¢rea tan inmensa -el parque comprende varias hect¨¢reas- durante dos d¨ªas. "?Si es miedo a que haya otra bomba?. No lo s¨¦. Est¨¢n investigando. Tenemos distintos m¨¦todos de trabajo de los de ustedes". Varios polic¨ªas, en la esquina Peachtree con Teachwood utilizan la sombrilla para guarecerse de la lluvia -la bomba parece haber alejado el bochorno y el sol- y se?alan la cinta en la que se lee: "No pasar. Linea policial". Los turistas se alejaron haciendo un gesto de comprensi¨®n. Ni el menor reproche. Una familia de origen hind¨², residente en Filadelfia, tuvo que dar media vuelta. Hab¨ªan venido a Atlanta a ver el hockey sobre hierba. 0 como le ocurri¨® a la ciclista colombiana Marta Corredor, que tiene la contrarreloj el d¨ªa 3, y que pretend¨ªa entrar en el parque para recoger la bolsa de deportes con la que se obsequia a los atletas.
Los turistas se agolparon en las calles adyacentes al Centennial, donde est¨¢ situada una cochambrosa feria y cientos de tenderetes de recuerdos, que venden sobre todo pins. Ellos s¨ª consiguieron permiso para desplegar sus paradas. Nicolai Stepanoy, de 38 a?os, un ruso que lleva viviendo en Atlanta seis a?os vendiendo coches, hizo una mueca de resignaci¨®n. Su hermana Mar¨ªa, de vacaciones en Estados Unidos, se qued¨® con las ganas de entrar en el parque. Por visitar, que no quede. Nicolai, con el plano en la mano, pregunta a la voluntaria: "?Est¨¢ abierta la CNN?.
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