Bajar los humos
Jos¨¦ Luis Calle lleva al frente del Cuerpo Regional de Bomberos desde su creaci¨®n, hace 29 a?os
Jos¨¦ Luis Calle muestra conmovido la vieja foto de su 600, llena la baca de extintores, con el que a finales de los sesenta se iba a apagar incendios en la sierra madrile?a los fines de semana. Claro que el flamante Seat era s¨®lo el coche de mando. El resto de la tropa, los alumnos voluntarios de la Escuela de Capataces Forestales de Villaviciosa de Od¨®n, no iban mucho mejor armados frente a las llamas: casco de obra, mono desde luego no ign¨ªfugo, botas eso s¨ª de monta?a y un cami¨®n al que hasta el 600 pod¨ªa superar en velocidad. "A pesar de las sirenas, de las luces y de la pintura roja, muchas veces no pod¨ªamos adelantar a un utilitario en una subida", recuerda hoy Calle. Hoy, 29 a?os despu¨¦s, este hombre sigue al frente del Cuerpo Regional de Bomberos y se?ala desde la ventana de su despacho en el Parque Central de Las Rozas el helic¨®ptero o el cami¨®n NBQ preparado para intervenir ante cualquier incidencia nuclear, bacteriol¨®gica o qu¨ªmica. "Hemos recorrido un camino muy largo en muy poco tiempo", afirma con orgullo mal disimulado este ingeniero t¨¦cnico forestal, de 59 a?os, que mientras estudiaba so?aba con reforestar los montes madrile?os y acab¨® baj¨¢ndoles los humos. Hasta que el 29 de septiembre de 1967, el pleno de la Diputaci¨®n Provincial creara el servicio de Prevenci¨®n y Extinci¨®n de Incendios, los bomberos del Ayuntamiento de la capital, avalados por una experiencia de 400 a?os, se las ve¨ªan y se las deseaban para sofocar los fuegos de la regi¨®n. Una fuerte racha de incendios forestales, con p¨¦rdidas incluso de vidas humanas, oblig¨® a la Diputaci¨®n a crear un cuerpo de bomberos de ¨¢mbito regional y Jos¨¦ Luis Calle fue el encargado de estudiar su viabilidad, evaluar los efectivos necesarios y determinar su distribuci¨®n f¨ªsica por las zonas de mayor riesgo. Seis meses despu¨¦s, el servicio hab¨ªa comenzado a andar y ya contaba con material propio: seis autobombas, tres grandes y tres peque?as, repartidas entre los primeros parques de Cercedilla, Torrelaguna y San Mart¨ªn de Valdeiglesias. "Llamarles parques es mucho. Eran naves prefabricadas de 100 metros cuadrados donde s¨®lo cab¨ªa el coche y la emisora. Su localizaci¨®n se eligi¨® en base al grado de riesgo de las masas forestales y a la existencia de personal, retenes y veh¨ªculos que ya ven¨ªan actuando", explica Calle. El reci¨¦n nacido servicio se nutr¨ªa de alumnos de la Escuela de Capataces que voluntariamente decid¨ªan convertirse en bomberos durante sus vacaciones. La profesionalizaci¨®n quedaba lejos y Calle tuvo que recurrir al Ayuntamiento capitalino para aprender los secretos de su nuevo oficio. "Al no existir ninguna escuela espec¨ªfica, me met¨ª con cinco compa?eros durante seis meses en un parque del Ayuntamiento de Madrid. De aquello nos ha quedado una gran confraternizaci¨®n. Nos conocemos mucho y siempre nos hemos llevado muy bien". Estas buenas relaciones con los colegas de la capital son extensibles tambi¨¦n a los siete municipios que cuentan con un parque de bomberos propio -Alcorc¨®n, Fuenlabrada, M¨®stoles, Legan¨¦s, Getafe, Torrej¨®n de Ardoz y Alcal¨¢ de Henares- y llegan a tal punto que ante cualquier emergencia lo que menos cuenta son las demarcaciones territoriales. "Cuando suena la alarma nunca decimos esto es m¨ªo y esto no. Va el que puede dar respuesta lo mejor y m¨¢s r¨¢pidamente posible". En sus or¨ªgenes el servicio ten¨ªa un marcado car¨¢cter forestal pero poco a poco los requerimientos vecinales les obligaron a la reconversi¨®n. "Dej¨¢bamos el coche en el pueblo para atender a las posibles incidencias en los montes, pero si ard¨ªa la casa de un vecino no pod¨ªas neg¨¢rselo. Estas cosas nos empezaron a superar y pronto vimos que ten¨ªamos que profesionalizarnos". Ese paso lo considera como el primer hito en la corta historia del Cuerpo. "Lo dif¨ªcil fue conseguir personal", asegura. El interventor y el secretario de la Diputaci¨®n se llevaban las manos a la cabeza cada vez que Calle les reclamaba 600 profesionales, el n¨²mero ideal para cubrir con garant¨ªas todo el ¨¢mbito regional. "El horario, 24 horas de servicio y 48 de libranza, les era totalmente desconocido y no entend¨ªan que para cubrir una plaza se necesitasen cinco personas entre turnos, vacaciones, etc¨¦tera". Lejos de ese ideal, en 1971 entr¨® el primer profesional funcionario de carrera, con categor¨ªa de especialista de incendios, equivalente a bombero, y al a?o siguiente se convocaron 10 plazas m¨¢s. Hoy son 700 provenientes de todos los pueblos de la regi¨®n y hay tortas por entrar en cada nueva convocatoria. "Ahora, para 50 plazas se presentan 3.000. Entre el listado de aspirantes es f¨¢cil encontrar muchos nombres de mujeres, aunque como demuestran las cifras, ellas lo tienen m¨¢s crudo, sobre todo por la dureza de las pruebas f¨ªsicas. En toda la plantilla s¨®lo hay tres, una de ellas en la escala de mando, y ya son muchas si se compara con otros parques".La constante y veloz evoluci¨®n de los riesgos -aumento del parque automovil¨ªstico y por tanto de la siniestralidad, la alta densidad demogr¨¢fica en varios municipios o la concentraci¨®n industrial en el cintur¨®n de la capital- han diversificado tanto su actividad que ya han perdido el car¨¢cter exclusivo de apagafuegos. Los incendios, debidos fundamentalmente a causas climatol¨®gicas y a negligencias, ahora representan tan s¨®lo el 50% de sus salidas y en su mayor¨ªa est¨¢n localizados en la franja oeste de la comunidad, bordeando la linde con Segovia y ?vila.El resto de las llamadas que recibe el 085 van desde el vecino que olvid¨® las llaves dentro de casa, hasta el rescate de cig¨¹e?as atrapadas en lo alto de un campanario. Tampoco faltan casos m¨¢s curiosos, como el de la se?ora impedida que para ir al m¨¦dico tuvo que recurrir a los bomberos para que la sacaran por el balc¨®n. Su gran volumen le imped¨ªa salir por la puerta. "Casos as¨ª pueden resultar graciosos para el que lo ve, pero no para nosotros, porque sabemos el fondo de angustia que hay siempre detr¨¢s de cada llamada". De hecho, las mayores satisfacciones las recibe siempre de aqu¨¦llos a quienes ha ayudado. "Lo mejor de todo es, por ejemplo, ver la cara del hombre que estaba atrapado en un pozo y al que t¨² acabas de rescatar. Eso compensa de todo". Quiz¨¢ por ello, Calle tiene una cierta alergia al despacho y hoy todav¨ªa sigue saliendo a apagar fuegos o a atender cualquier siniestro que requiera su presencia. "Es un bichillo que llevas dentro".El Consejo de Gobierno de la Comunidad, de la que pasaron a depender tras la desaparici¨®n de la Diputaci¨®n, le otorg¨® el pasado 27 de junio la Medalla al M¨¦rito Ciudadano para reconocer la labor de estos 29 a?os al frente de los bomberos de la regi¨®n, un r¨¦cord que posee Calle en exclusiva.
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