La ca¨ªda del 'hombre ara?a'
Detenido un menor que desvalij¨® en un mes 37 pisos escalando paredes de hasta 40 metros de altura
A sus 17 a?os, David B. P., alias El Doce, subi¨® m¨¢s alto que ning¨²n otro ladr¨®n. En un mes, este hombre-ara?a escal¨® sin m¨¢s ayuda que sus manos y pies las paredes de 37 edificios, algunos de hasta 12 pisos, para desvalijarlos. Una ascensi¨®n que le aup¨®, a juicio de la polic¨ªa, al puesto de rey de los palquistas.Un trono que perdi¨® el pasado viernes cuando los agentes de la comisar¨ªa de Las Ventas, tras dos intentos fallidos, le detuvieron en un parque situado en la confluencia de la calle de Rufino Blanco y el Marqu¨¦s de Zafra.
Al ser arrestado, David, que vest¨ªa polo azul de la marca Ralph Lauren, pantal¨®n de deporte y playeras, se estaba fumando un porro con unos amigos. "Me llaman El Doce porque siempre llevo doce gramos en el bolsillo", dijo a la polic¨ªa.
El muchacho viv¨ªa al ser detenido uno de sus momentos m¨¢s dulces: sacaba unas 150.000 pesetas al d¨ªa, vest¨ªa a la ¨²ltima -muchas veces con ropa robada- y se hab¨ªa enamorado -"para desgracia de los vecinos", seg¨²n la polic¨ªa- de una muchacha de su distrito favorito: Las Ventas. Una alegr¨ªa bajo la que se ocultaba una vida en blanco y negro. Por las noches, este chaval de constituci¨®n atl¨¦tica, con 1,83 metros de altura, pelo rapado y lunar en la mejilla izquierda, vagaba por las calles y cuando le apretaba el sue?o hac¨ªa uso de sus facultades para dormir en azoteas abandonadas o en casetones de ascensor. David carec¨ªa de hogar. PASA A LA P?GINA 4
El 'hombre ara?a', un menor huido del internado, cenaba y se llevaba la ropa de los pisos que asaltaba
VIENE DE LA P?GINA 1Criado en la Puerta de Toledo, sus padres se separaron y le ingresaron en un internado. Al ¨²nico que ve¨ªa era a su padre, dependiente en un gran almac¨¦n. Por su madre, seg¨²n ¨¦l mismo reconoci¨® ante la polic¨ªa, sent¨ªa odio. Con esta carga, no tard¨® en huir de los muros del colegio. Huy¨® para caer en otros: los del centro tutelar de Carabanchel, y de ah¨ª a los que imponen los antecedentes policiales: lleg¨® a acumular 36.
Su especialidad, que la polic¨ªa no se explica d¨®nde la aprendi¨® -quiz¨¢ de escalar los muros de su adolescencia-, era el denominado robo con escalo. Sujet¨¢ndose con las manos a las tuber¨ªas y con los pies a las rugosidades de las paredes, ascend¨ªa hasta encontrar una ventana abierta. Lo hac¨ªa siempre de cuatro a seis de la madrugada, la hora profunda, como la denomina la polic¨ªa. Una vez en la vivienda, poco le importaba que estuviese ocupada. Abr¨ªa la puerta principal para salir disparado en caso de que le descubriesen. Luego buscaba dinero en met¨¢lico, c¨¢maras de fotografiar y aparatos f¨¢ciles de vender en el mercado negro. En dos ocasiones le sorprendieron: en una se enfrent¨® a pu?etazos a los moradores; en otra, los inquilinos, asustados, se escondieron en un cuarto hasta que se march¨®. Fueron las dos noches m¨¢s movidas de David. En el resto se movi¨® con tal tranquilidad que incluso se cambiaba de ropa y abr¨ªa las neveras para cenar en la casa asaltada -le gustaban especialmente los yogures-. Otra de sus aficiones era quedarse con las llaves de los coches. Al bajar desaparec¨ªa con los veh¨ªculos.
As¨ª, encaramado en esta espiral, en un mes rob¨® seis coches y asalt¨® 37 pisos -33 en Ventas y el resto en Torrej¨®n, Vallecas, San Blas y Chamart¨ªn-. Entre sus fechor¨ªas destacan la vivienda, en la calle de Jos¨¦ Luis Arrese, de un polic¨ªa municipal al que hurt¨® la placa, y un piso de Torrej¨®n, de cuyas llaves se hab¨ªa apoderado y donde pensaba vivir en agosto si los ocupantes se iban. Con el dinero de los robos compraba hach¨ªs, ¨¦xtasis y coca¨ªna, y viv¨ªa momentos estelares en los billares. Los agentes que le detuvieron dicen que el rostro de David es el de un hombre mayor.
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