Ocho d¨ªas perdido en la monta?a
Los grupos de b¨²squeda temen que el ni?o autista se esconda de sus salvadores
Nadie quiere abandonar la b¨²squeda. Nadie. Aunque sepan que cada d¨ªa que pasa es un d¨ªa que se va restando inexorablemente a la esperanza. Ayer se cumpl¨ªa una semana de la desaparici¨®n en el valle altoaragon¨¦s de Gistain, de Jos¨¦ Joaqu¨ªn un ni?o autista que, con sus compa?eros y monitores, hab¨ªa salido de excursi¨®n a la monta?a. "Lo peor es que probablemente estemos buscando a alguien que no quiere que le encontremos". Lo dice casi con palabras que suenan a fatalidad, a irremediable, el capit¨¢n de la Guardia Civil, Ram¨®n Campillo que dirige las tareas de b¨²squeda, y con una larga experiencia en el trabajo en condiciones l¨ªmite.La compa?¨ªa de la escuela Militar de Monta?a que rastrea desesperadamente cada pe?a, cada matorral, la m¨¢s peque?a sima, hace apenas diez d¨ªas perdi¨® a uno de sus oficiales cuando descend¨ªa de conquistar el G-II, una cima en la coordillera paquistan¨ª del Karakorum.
Hoy hace ocho d¨ªas que los hombres del Grupo de Rescate e Intervenci¨®n en Monta?a (GREIM) que dirige Campillo llegaron transportados por el helic¨®ptero de la unidad, con base en Huesca, que encabeza el comandante Laurentino Pe?a. Ha sido un trabajo agotador. Una b¨²squeda hasta la extenuaci¨®n. La discreci¨®n con que se quiso actuar desde el principio, el retraso en dar la alarma, s¨®lo ha servido para hacer m¨¢s d¨ªficil la tarea, para hacer casi imposible la aparici¨®n de alg¨²n rastro. Ha sido precioso el tiempo pasado desde que se detect¨® la desaparici¨®n hasta que se dio la alarma.
Desde entonces, cada d¨ªa se ha cerrado con la desolaci¨®n. La zona es boscosa, por un lado, agreste con pedrizas y desprendimientos rocosos por otro y hasta con neveros a¨²n copiosamente cubiertos de manto blanco en la zonas m¨¢s altas, hacia las cimas de los tresmiles (cimas que superan los 3.000 metros de altura) que coronan el valle.
El perfil psicol¨®gico de Jos¨¦ Joaqu¨ªn se?ala que se trata de un muchacho "de una gran sociabilidad, tolerancia y un gran compa?erismo". Sin embargo sus reacciones ante el miedo, incluso ante el ruido del propio helic¨®ptero que le busca, puede ser la de esconderse a¨²n m¨¢s. Est¨¢n convencidos quienes dirigen la operaci¨®n que dif¨ªcilmente responder¨¢ al voceo de su nombre. Su actitud defensiva le puede llevar a encerrarse a¨²n m¨¢s en s¨ª mismo y quedarse inm¨®vil aunque vea a sus salvadores. Las reacciones del ni?o son imprevisibles.
Las razones de la propia desaparici¨®n en la tarde del mi¨¦rcoles pasado son una inc¨®gnita. Pudo sentir miedo ante el peque?o incidente, el desprendimiento de una roca que hiri¨® a uno de los cinco monitores que acompa?aba al grupo de diecis¨¦is adolescentes (s¨®lo Jose Joaqu¨ªn reviste caracter¨ªsticas especiales). En el revuelo se perdi¨® de vista al muchacho.
Hoy, como desde hace ocho d¨ªas, queda la lejana esperanza de hallar acurrucado y vivo a Jos¨¦ Joaqu¨ªn, ese ni?o perdido en s¨ª mismo y en la monta?a.
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