50.000 productores colombianos de coca protestan por la erradicaci¨®n de cultivos
Unos 50.000 campesinos, cultivadores y raspadores (recolectores) de hoja de coca ocupan varias cabeceras municipales de remotas zonas de la Amazonia colombiana para protestar por la erradicaci¨®n de los cultivos il¨ªcitos. La protesta empez¨® en la provincia del Guaviare, se extendi¨® luego al Putumayo y amenaza con convertirse tambi¨¦n en un grave problema en el Caquet¨¢ y el Cauca.La decisi¨®n del Gobierno es radical. "Vamos a combatir hasta el final estos cultivos de la muerte", dijo hace dos d¨ªas el presidente Ernesto. Samper. Ya se han disuelto manifestaciones a la fuerza, hay ya muertos y heridos. Oficialmente, se explica la ofensiva con el hecho de que las zonas coqueras son tambi¨¦n de influencia de la guerrilla, en especial de las FARC (Fuerzas Revolucionarias de Colombia), el grupo insurgente m¨¢s fuerte del pa¨ªs.
"Esto es una guerra y la vamos a ganar", dice el general Harold Bedoya, comandante del Ej¨¦rcito. La teor¨ªa que se maneja es que la narcoguerrilla controla el negocio de la coca y son los comandantes insurgentes los que obligan a los campesinos a protestar, pues no est¨¢n dispuestos a perder su jugosa fuente de financiaci¨®n. La mayor¨ªa de estas poblaciones coqueras han sido declaradas zonas especiales de orden p¨²blico, est¨¢n militarizadas y hay en ellas controles estrictos para la compra y venta de gasolina y cemento, indispensables para el procesamiento de la coca. El Ej¨¦rcito incluso ha entrado en poblaciones donde durante a?os s¨®lo rein¨® la guerrilla.
En Remolino del Cagu¨¢n la situaci¨®n es grav¨ªsima. La gente est¨¢ saliendo presionada por el hambre. Con la fumigaci¨®n forzosa lleg¨® el caos y la desestabilizaci¨®n econ¨®mica", dice a EL PA?S Hern¨¢n Pe?a, presidente de la Junta de Acci¨®n Comunal de esta remota poblaci¨®n del Caquet¨¢. El forma parte de la delegaci¨®n que viaj¨® a Bogot¨¢ para tratar de negociar con el Gobierno. "La soluci¨®n inmediata es la erradicaci¨®n no forzosa; queremos una sustituci¨®n que puede durar entre cuatro y cinco a?os", se?ala, y a?ade que a su poblaci¨®n no ha llegado el Plante -programa oficial de sustituci¨®n- y que, durante a?os, el Gobierno ha llevado adelante los programas que buscan cambiar la coca por caucho y con proyectos de desarrollo. En el Guadiare y el Putumayo la queja es la misma: el Gobierno no ha cumplido. En estas regiones abandonadas no hay v¨ªas de comunicaci¨®n ni servicios de salud. Para el Guadiare, Samper prometi¨® ¨¦l a?o pasado 17 millones de d¨®lares. S¨®lo han llegado dos.
El soci¨®logo Alfredo Molano se?ala que, durante a?os, estos cultivos crecieron ante los ojos de muchos gobiernos, y que ahora se quieren erradicar en un d¨ªa porque este Gobierno necesita ganarse la indulgencias de EE UU, que ha declarado la guerra a Samper por la supuesta financiaci¨®n ilegal de su campa?a con dinero de los narcos.
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