Una grata sorpresa
A la sombra del previsible boom de la ¨®pera en Madrid con la reapertura del Teatro Real, los empresarios privados andan intensificando la oferta l¨ªrica ¨²ltimamente, tratando de cubrir los deseos de un p¨²blico que me temo no existe en la medida que ellos piensan. El espejismo de Aida en Las Ventas escarment¨®, adem¨¢s, a m¨¢s de un espectador, con lo que se ha originado cierto recelo ante lo que no est¨¦ garantizado oficialmente.La ¨®pera de Odessa act¨²a estos d¨ªas al aire libre en el Conde Duque. Es una compa?¨ªa de corte tradicional y ofrece la seguridad de los teatros que basan su calidad en los cuerpos estables. La orquesta entiende lo que es el pulso dram¨¢tico y mel¨®dico de una representaci¨®n l¨ªrica, tiene una secci¨®n de cuerda d¨²ctil con excelente nivel en los violines, una percusi¨®n agresiva y el resto se mantiene a un nivel m¨¢s que correcto. Los coros transmiten tambi¨¦n sensaci¨®n de conjunto y a las voces solistas no les faltan ni temperamento ni sentido dram¨¢tico.
?pera de Odessa
Director musical: Nicola Giuliani.Caballer¨ªa rusticana, de Mascagni, y Pagliacci, de Leoncavallo. Patio del Conde Duque. Veranos de la Villa. 31 de julio.
En los setenta y principios de los ochenta era normal la presencia en Madrid de compa?¨ªas como las de Kiev, San Petersburgo o Varna (Bulgaria). La pol¨ªtica de compa?¨ªas invitadas cedi¨® ante el impulso de la creatividad local. No siempre hemos salido ganando. La visita de la ¨®pera de Odessa cubre tambi¨¦n ese apartado de nostalgia. Por ello se acrecientan sus virtudes y se notan m¨¢s sus errores.
Sabor antiguo
Todo funcion¨® mejor en Caballer¨ªa rusticana, tal vez porque la obra se mantiene con el paso del tiempo con mayor atracci¨®n que Pagliacci El p¨²blico aplaudi¨® con calor las intervenciones de los solistas -Romanenko y Repchinski fueron una Santuzza y un Turiddu de gran garra- y tambi¨¦n las de la orquesta -sensacional el intermezzo instrumental- y coros. Tuvo un cierto sabor antiguo la representaci¨®n. Las voces poderosas, la solidez de la orquesta y coros, eran lo que verdaderamente contaba.La escenograf¨ªa, el vestuario y la direcci¨®n de escena se situaban, sin embargo, en un muy discreto plano suplementario. La pobreza de concepto y de realizaci¨®n se mostr¨® m¨¢s en Pagliacci, y quiz¨¢ por ello el ambiente se enfri¨® respecto a Caballer¨ªa. El p¨²blico de hoy est¨¢ acostumbrado a otra forma de ver la ¨®pera, una forma en que se cometen muchos excesos pretenciosos, desde luego, pero que en sus hallazgos conduce a una sensibilidad visual diferente.
Hubo demasiados huecos libres en el recinto. No es por culpa de los precios (4.000 pesetas la localidad m¨¢s cara frente a las 19.500 de Aida en la plaza de Las Ventas). La compa?¨ªa y los organizadores no se merecen esta falta de ¨¦xito.
Babelia
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