Antes y despu¨¦s del chocolate
Una muestra cuenta la revoluci¨®n social que llev¨® a El Escorial una f¨¢brica de cacao
, Antes y despu¨¦s del chocolate. El corial (9.000 habitantes) experiment¨® una aut¨¦ntica revoluci¨®n in terna con la instalaci¨®n de la f¨¢brica de chocolates Mat¨ªas L¨®pez en 1874. Una exposici¨®n gr¨¢fica, que incluye antiguos anuncios, fotograf¨ªas y hasta tabletas de chocolate aut¨¦nticas remitidas por coleccionistas, abierta hasta ma?ana y titulada Cuando El Escorial ol¨ªa a chocolate, recupera los cambios que experiment¨® el pueblo a media dos del siglo XIX.
Mat¨ªas L¨®pez (1825-1891) fue un gallego de Sarria (Lugo) que emigr¨® a Madrid para ganarse la vida. Era analfabeto y lleg¨® con lo puesto a la capital. Estudi¨® en la escuela nocturna progresista de Madrid y al mismo tiempo mont¨® una chocolater¨ªa en la calle de La Palma.
A base de ingenio sac¨® adelante su negocio: para promocionar sus primeros chocolates, enviaba a su esposa y a sus empleados a las tiendas de comestibles con una misi¨®n concreta: deb¨ªan pedir al tendero chocolates Mat¨ªas L¨®pez. Tras reiteradas solicitudes, Mat¨ªas L¨®pez se presentaba en los ultramarinos cargado de sus tabletas y el tendero se las quitaba de las manos a precio de oro.
Tal fue su ¨¦xito que esa chocolater¨ªa primera se le qued¨® peque?a. Fue entonces, en 1874, cuando se traslad¨® a El Escorial. All¨ª compr¨® una refiner¨ªa de az¨²car propiedad del granadino Rafael Taboada y la transform¨® en una f¨¢brica de chocolates. La nueva industria remodel¨® la vida del pueblo de tal forma que la mayor¨ªa de sus habiltantes organizaban su horario en torno al pitido de la sirena de la f¨¢brica. Con la industria lleg¨® el comercio y el ferrocarril. Se construy¨® el Ayuntamiento, la farmacia, el bar, la escuela, el gimnasio, pozos de agua y lleg¨® el m¨¦dico al pueblo.
Escuela con gimnasio
De una poblaci¨®n de tan s¨®lo 200 habitantes en 1874, El Escorial pas¨® a tener 1.300 en 1930. De una sociedad agr¨ªcola, ganadera y dependiente de servicios en el monasterio de San Lorenzo, El Escorial pas¨® a tener un desarrollo propio. La f¨¢brica emple¨® una media de 500 trabajadores y cre¨® peque?as industrias alrededor de la de chocolate, como una de zapatos para abastecer a la poblaci¨®n. "El Escorial era a mediados del siglo XIX un pueblo al borde de la extinci¨®n, como fueron Peralejo o Navalquejigo, pero la f¨¢brica lo revivi¨®", explica el historiador local Gregorio S¨¢nchez.L¨®pez fue un hombre liberal, siempre seg¨²n S¨¢nchez, que conjug¨® una econom¨ªa de libre competencia con el mimo hacia sus trabajadores. Les construy¨® casas unifamiliares pr¨®ximas a la f¨¢brica, una escuela con gimnasio y estableci¨® un horario limitado de trabajo de 8.00 a 17.00, a diferencia de la explotaci¨®n del trabajador de la revoluci¨®n industrial inglesa.
Mat¨ªas fue tambi¨¦n pionero en la publicidad del pa¨ªs. El eslogan "Antes y despu¨¦s del chocolate Mat¨ªas L¨®pez" recorri¨® Espa?a tras la guerra civil y en el cartel publicitario se mostraba, el cambio de delgado a obeso que la gente experimentaba tras comer el producto. Comiendo dos veces al d¨ªa chocolate, la figura de los dos personajes del anuncio era inmejorable: en su punto. Pilar, una escurialense, recuerda que su padre la tra¨ªa desde Zarzalejo hasta El Escorial para comprar chocolates para el ultramarinos de la familia: "A escondidas mojaba el dedo en una tinaja enorme de chocolate y luego lo chupaba", comentaba. La f¨¢brica cerr¨® en 1960, "porque los yernos de L¨®pez rompieron la buena gesti¨®n de la f¨¢brica", concluye el historiador Gregorio S¨¢nchez.
Cuando El Escorial ol¨ªa a chocolate. Monasterio de Prestado. Plaza de Espa?a, de El Escorial. Abierto hasta el domingo 4 de agosto. De 11.00 a 14.00 y de 19.00 a 22.00.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.