Debate embrionario
EL "L?O tremendo" de los embriones congelados, como lo calific¨® Basil Hume, cardenal arzobispo de Westminster, afecta tambi¨¦n de lleno a Espa?a. No pod¨ªa ser de otro modo. La legislaci¨®n, una vez dictada, queda est¨¢tica hasta que es revisada, pero la ciencia no detiene su avance. Espa?a se dot¨® en 1988 de un texto normativo, la Ley de Reproducci¨®n Asistida, considerado en su momento uno de los m¨¢s avanzados del mundo. Pero la diligencia con que fue elaborada la ley marco no ha sido correspondida despu¨¦s a la hora de desarrollarla. Por esta carencia han quedado en la indefinici¨®n aspectos importantes de la ley, cuyo cumplimiento queda al albur de la voluntad de los m¨¦dicos y particulares queintervienen, puesto que no se han creado a¨²n los mecanismos de seguimiento y control previstos. Y uno de los vac¨ªos m¨¢s clamorosos se refiere precisamente al trata miento de los embriones congelados.
La tecnolog¨ªa m¨¦dica permite fecundar ¨®vulos con esperma en una probeta y congelar despu¨¦s el embri¨®n obtenido para su uso futuro. A pesar de los avances de los ¨²ltimos a?os, la tasa de embarazos de la fecundaci¨®n in vitro es muy baja y con frecuencia los embriones transferidos en el ¨²tero no prosperan. Para asegurar el ¨¦xito del tratamiento, suelen fecundarse m¨²ltiples ¨®vulos con el fin de tener reservas en caso de que falle el primer intento y tambi¨¦n para poder facilitar un segundo embarazo m¨¢s adelante si la pareja lo desea. Muchos de estos embriones, formados por unas pocas c¨¦lulas, de prosperar, no se desarrollar¨ªan.
Los sectores antiabortistas han montado una protesta en el Reino Unido, ante la destrucci¨®n de varios cientos de ellos. Pero ni siquiera la Iglesia cat¨®lica parece tener las ideas muy claras al condenar por una parte la producci¨®n artificial de embriones y por otra la interrupci¨®n de lo que considera ya vida con alma. El lenguaje en esta materia est¨¢ cargado de intenciones. Usar palabras ya no como la "masacre prenatal" que ha empleado un diario vaticano, sino "adopci¨®n", "tutela", o "padres" al hablar de embriones, prejuzga un contenido en el que no es necesario entrar para resolver un debate que inevitablemente tiene tintes morales personales.
Cuando se aprob¨® la ley espa?ola de 1988, la ciencia no ten¨ªa garant¨ªas de que la crioconservaci¨®n prolongada no afectara a la calidad de los embriones congelados, de ah¨ª que tanto la legislaci¨®n brit¨¢nica como la espa?ola establecieran entonces un periodo m¨¢ximo de cinco a?os de conservaci¨®n. Ahora se sabe que pueden mantenerse por m¨¢s tiempo y la pr¨¢ctica ha demostrado adem¨¢s que cinco a?os es un periodo demasiado corto para el desarrollo de los tratamientos. La ley brit¨¢nica, ya actualizada, se?ala que, una vez pasado ese plazo, las parejas que lo deseen expresamente podr¨¢n seguir manteniendo sus embriones congelados. Los dem¨¢s han de ser destruidos. Y-as¨ª ha sido.
En Espa?a, la ley fija el plazo m¨¢ximo de conservaci¨®n en cinco a?os, pero en ning¨²n momento habla de destrucci¨®n y tampoco define con exactitud qu¨¦ hacer en caso de que una pareja no quiera donar sus ¨®vulos fecundados sobrantes. La ley indica que, pasados dos a?os desde la crioconservaci¨®n, estos embriones pasar¨¢n a disposici¨®n del banco, pero la sensatez y la prudencia de los especialistas les ha llevado a no hacer uso de esa prerrogativa cuando hay una oposici¨®n manifiesta de la pareja origen del ¨®vulo fecundado. El problema se va agrandando conforme pasa el tiempo: aunque la falta de desarrollo legal impide saber con exactitud cu¨¢ntos embriones congelados hay y en qu¨¦ situaci¨®n se encuentran, los especialistas estiman su n¨²mero en m¨¢s de 10.000, de los cu¨¢les, por lo menos un 10% llevan ya m¨¢s de cinco a?os congelados.
El caso brit¨¢nico deber¨ªa servir de aviso al Gobierno espa?ol para que acelere las reformas legislativas pertinentes. Es urgente que se constituya de una vez la Comisi¨®n Nacional de Fecundaci¨®n Asistida, prevista por la ley, lo que facilitar¨¢ que se hagan las cosas bien y que, en un momento determinado, no se produzcan tambi¨¦n en Espa?a pol¨¦micas interesadamente distorsionadas ante un tema siempre sensible.
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